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Juan Neira

LARGO DE CAFE

NO PASARÁN

Cristina Tuero, portavoz de Podemos, ha denunciado que estando sola en la sede autonómica del partido, sita en el casco antiguo de Oviedo, entró un individuo que con “actitud envalentonada, chulesca, prepotente y con mirada de odio” comenzó a increparla: “fuera de este barrio”, “no os queremos aquí”, “impresentables”. Ante situaciones como esta Tuero propone, como hace ochenta años, la movilización: “subir el  puño y seguir gritando, no van a pasar”.

La violencia descalifica al que la utiliza. Las agresiones no pueden quedar sin respuesta. Digo esto pensando en una actuación eficaz de la Policía, porque en una democracia corresponde al Estado el monopolio de la violencia. El tipo que entró en la sede de Podemos y amenazó a Tuero debe ser detenido y llevado ante el juez. La Delegada del Gobierno tiene que darse por enterada. Al resto nos toca colaborar con la Policía y punto. En efecto, la polarización política ha creado las condiciones apropiadas para que florezca la violencia, como la relatada por Tuero. Es de justicia señalar que tanto en la campaña electoral catalana como en la precampaña de la madrileña, el partido que más veces ha sido víctima de la violencia es Vox. En Cataluña, el comportamiento de algún cuerpo policial fue vergonzoso. El miércoles en Vallecas ocurrió algo parecido tras el intento de reventar un mitin de Abascal. La tolerancia con la violencia es un peligro y un delito. Tuero, como sus compañeros, culpa al “discurso del odio de la extrema derecha”. Si se refiere a Vox, hasta la fecha, desde que es partido parlamentario, le ha tocado el lado de recibir improperios y palos. No sé lo que ocurrirá en el futuro. En cuanto a lo de tensionar el ambiente y polarizar, hay que reconocer que no se le da mal a Pablo Iglesias, que entró en la batalla madrileña diciendo que su objetivo era “parar la derecha criminal”. Con lo fino que se pone cuando le recuerdan las andanzas “fraperas” de su padre. En cualquier caso, la violencia debe tener una valoración individual: yo nunca diría de Daniel Ripa lo que afirmo de Pablo Iglesias.

Tuero recordó el discurso del 19 de julio de 1936 de Dolores Ibarruri, poniéndolo como ejemplo de respuesta de la izquierda ante la violencia. Dijo la portavoz, “no van a pasar”. Se confundió, la frase de Pasionaria fue “no pasarán”. Y Celia Gámez lo convirtió en un chotis: “Ya hemos pasao”. Un pasado atroz. Cualquier cosa menos recrear aquel tiempo. Cuánto mejor sería parafrasear las tres “pés” de Azaña: paz, piedad, perdón.

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por JUAN NEIRA

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