>

Blogs

Juan Neira

LARGO DE CAFE

FONDOS PARA GANAR ELECCIONES

La doble presentación  (martes y miércoles), realizada por Pedro Sánchez, de los proyectos que va a financiar el Gobierno de España con los fondos europeos, hizo que la crítica se concentrara en dos puntos: la larga lista de comparecencias para anunciar siempre lo mismo –unos dicen que van ocho veces y otros que nueve- y el intento del presidente de competir en las elecciones de la Comunidad de Madrid con los fondos europeos convertidos en el programa electoral socialista, dejando a Gabilondo en la penumbra.

Sin embargo, el documento presentado, con indefiniciones, lagunas, copia y pega y todo lo que se quiera, merece otras consideraciones, sobre todo si la lectura se realiza desde Asturias.

Los redactores utilizan la modernización a modo de comodín que sirve para todas las bazas: modernizar las administraciones públicas, modernizar el sector turístico, modernizar el sistema educativo, modernizar el sistema sanitario y un largo etcétera. No se sabe lo que quiere decir. Puede que la modernización signifique, simplemente, más gasto corriente,  con una mayor contratación de funcionarios.

Entre tanto título rimbombante, desde la perspectiva asturiana es inquietante el arrinconamiento de la industria.  En una lectura rápida pasa desapercibida.

INDUSTRIA

La industria se inscribe en el horizonte de 2030 y adosada a la economía circular, uno de los mantras del presente. Lo único que interesa de la industria es cuánta materia prima consume y cuántos deshechos se reutilizan. La preocupación industrial del Gobierno pasa por acabar con el sistema de usar y tirar.

La industria tiene algún protagonismo por sus consecuencias ecológicas. La innovación industrial, la competitividad, el tamaño de las empresas es algo que no entra en el guión del Ejecutivo. El salto dado por las empresas españolas, durante la crisis de 2008,  aumentando 10 puntos porcentuales su cuota de exportación es un asunto intranscendente para los que gobiernan.

Es evidente que el sesgo ecológico que imprime el Gobierno a todas las temáticas descansa en el radicalismo europeo sobre el medio ambiente que lleva a desviar una carretera para no despertar a una ardilla.

Hace varios años, en una tertulia de Canal 10, una abogada gijonesa dijo que “entre respirar y comer, elegimos respirar”. Una frase feliz que refleja muy bien el estancamiento europeo.

Ahora bien, en el caso español, con Teresa Ribera, como ministra para la Transición Ecológica, el celo ecológico ha ganado muchos enteros, situando a la industria en el centro de la diana. Nuestra industria pesada no es un sector a salvar, ya que con su cierre el número de toneladas de  COque se dejan de echar a la atmósfera se cuentan por millones.

El alejamiento del Gobierno de la industria quedó patente esta semana en el Congreso de los Diputados, cuando Martínez Oblanca -el diputado asturiano más combativo-, planteó al presidente del Gobierno la realidad de “un sector industrial (asturiano) abandonado a su suerte”. La respuesta de Sánchez fue desconcertante: “dicen que no hemos apoyado a la industria, pero hemos aprobado un plan de impulso a la industria de la automoción, un plan de impulso al sector turístico” y luego citó la alianza contra la pobreza y la modernización (¡otra vez!) de la FP.

Está en el mismo nivel de hace años, cuando en una visita a la cuenca del Nalón dijo que cuando gobernara impediría “la deslocalización de la planta de Hunosa”.

PARTIDISTA

Tras la presentación de los proyectos se deduce que el presidente del Gobierno quiere utilizar la millonada que llega de Bruselas para acompasar el ciclo económico al ciclo político. Dicho de otra manera: trata de aprovechar el botín de los 140.000 millones para ganar las elecciones.

Entre 2021 y 2023 recibirá España 70.000 millones de euros a fondo perdido. En el año 2023 termina la legislatura. La célula de estrategia de La Moncloa ha diseñado un tipo de proyectos para que llegue el dinero a los electores.

El caso más claro son  los 5.800 millones para rehabilitar viviendas y otros 1.000 millones para vivienda social de alquiler. O los 2.500 millones para la “nueva economía de los cuidados”.

Con un uso partidista de tanta riqueza puede ganar Pedro Sánchez las elecciones, pero no es esa la cuestión más grave, sino que la utilización de los fondos en clave electoral impide la mejora real de España.

El presidente recalcó que una oportunidad así ocurre “dos veces en un siglo”. Pues bien, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que ese premio gordo de la lotería se debe dedicar a rehabilitar viviendas y a financiar la actividad de cuidar a niños y ancianos? ¿Son esas las prioridades?

Mientras los países avanzados luchan porque sus empresas creen cada vez más valor añadido, nosotros nos vamos a centrar en llenar el parque móvil de coches eléctricos, hacer más confortables los hogares y realizar más contrataciones en sectores de mano de obra escasamente cualificada. ¿Van a ser esas las fortalezas de la economía española?

Bruselas nos pide reformas sobre las pensiones, el mercado de trabajo y el sistema fiscal. En resumen hace falta recaudar más, embridar el déficit de la Seguridad Social y lograr un mercado de trabajo que reduzca el paro.

Pues bien, la orientación de los fondos, en versión Sánchez, consiste en dar alegrías a los ciudadanos y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Temas

por JUAN NEIRA

Sobre el autor


abril 2021
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
2627282930