Después del 4 de mayo la gran cuestión a dilucidar consiste en saber si el resultado de las elecciones en la Comunidad de Madrid es extrapolable al resto de España. ¿Fueron un anticipo de lo que nos espera en las próximas elecciones generales? ¿Son trasladables sus resultados al resto de regiones?
Las únicas respuestas rotundas provienen de fuentes interesadas. Para el PP la votación madrileña es el heraldo de la nueva mayoría liberal-conservadora que nos aguarda tras las próximas elecciones generales, mientras que para el PSOE no deja de ser un caso particular, imposible de replicar en otros territorios.
Cada año que pasa el binomio líder-partido se inclina a favor del primero en los procesos electorales. Es un fenómeno global, que tiene su raíz en los sistemas de carácter presidencialista. El martes pasado ganó Ayuso y, luego, el PP. En la noche electoral, todo el mundo hablaba de que Ayuso había barrido. No se decía que el PP sacó más votos que los tres partidos de izquierda juntos. La personalización de la victoria estuvo en boca de todos.
Un comentario al margen: en España, la excepción a esta tendencia está en los partidos nacionalistas, donde las siglas del PNV o de ERC (por citar a los dos grupos mayoritarios) están muy por encima de los líderes, Urkullu y Junqueras. Cuando el nacionalismo es hegemónico el espíritu liberal, donde prima el individuo, queda sofocado.
AYUSO
Traigo a colación todo esto porque para saber si la victoria arrolladora en Madrid es extrapolable a otro territorio hay que ver si Ayuso y su discurso son fácilmente importables. La respuesta es negativa. La presidenta madrileña no es una dirigente convencional. Su discurso no fluye por los meandros estereotipados del discurso político.
Cuando pone como ejemplo de las ventajas de vivir en Madrid el hecho de que nunca te encuentres por la calle con un jefe que te echó del trabajo o con alguien que fue tu pareja, está rompiendo con el corsé del discurso político. Una persona tan viajada como Ábalos lo interpretó al revés.
Otro asunto más importante. En una época de potenciación del liderazgo, cobran mucha importancia el equipo que rodea al líder. En el caso de Ayuso, la anticipación en las iniciativas (compra material sanitario fuera de España, búsqueda de la vacuna rusa, tratamiento de la hostelería) y las respuestas dadas en el duelo dialéctico con Pedro Sánchez muestran que su equipo tiene capacidad de análisis y de comunicación. El invento de vivir a la madrileña, con cantos a la libertad (de trabajo) y la apelación al orgullo de la capital, en un tiempo en que crece la inquina oficial contra ella, constituye una prueba de lucidez.
En este punto, la experiencia de la clase política asturiana es bastante penosa. Cuesta encontrar un argumento inteligente o un dardo bien dirigido. No digo ya hacer cosas, porque nuestra clase política ejerce de público.
Todo lo anterior no quiere decir que el resultado no pueda implicar un cambio de tendencia, pero el ciclón Ayuso no es extrapolable.
En la batalla electoral se metieron Sánchez e Iglesias hasta las cejas, así que el voto tuvo un componente nacional inequívoco, y la derrota fue por goleada. El golpe más duro que llevó Sánchez desde que ganó las elecciones generales.
Ahora bien, si queremos ver la influencia del resultado electoral hay que ampliar el campo de visión, porque no es sólo la victoria de Ayuso, sino el resultado global del 4-M. Bajo ese prisma veamos Asturias.
DERECHA
Ciudadanos ha quedado borrado. En Cataluña pasó de 36 diputados a 6 y en Madrid de 26 a cero. En la Junta General del Principado tiene cinco diputados que terminan contrato en dos años sin derecho a renovación.
El 61% de los votantes de Ciudadanos apoyaron a Ayuso. Es posible que los votos de Ciudadanos vayan en bloque al PP de Mallada, pero a condición de que Barbón haga de Gabilondo y que Vox limite su crecimiento a un diputado. La bolsa de votos de Ciudadanos centrará la disputa electoral entre los dos bloques, aunque la derecha lleva clara ventaja.
Dejo fuera del análisis los dos escaños de Foro porque no tenían grupo homólogo en las elecciones de Madrid, pero tampoco se pueden dar por escaños sólidos, dada la decadencia electoral del partido y el último sesgo que han tomado en pos del bilingüismo. Son unos genios, trabajan para crear anticuerpos entre su propio electorado. Potenciales votos para el PP.
IZQUIERDA
El 4 de mayo madrileño es una moneda en cuya cruz está representada la izquierda. El único partido que salió bien parado, Más Madrid, no tiene equivalencia en el Principado. El PSOE se hundió y Unidas Podemos fracasó con Iglesias.
Extrapolar el voto de la izquierda es muy difícil porque en Unidas Podemos puede pasar de todo, incluyendo la implosión de la estrella, una vez liberado el material que llevaba dentro.
Si IU no marca perfil propio, el espacio a la izquierda del PSOE se volverá en voto prestado a Barbón. En esa operación pueden estar bailando hasta seis escaños.
Aunque es arriesgado aventurar futuros escenarios electorales, creo que en el caso de Asturias resurgirán los perfiles del bipartidismo con la reagrupación del voto.
Ojo, un bipartidismo imperfecto, con el notable papel de Vox en la derecha. Hace 15 años, el bipartidismo de Areces y Ovidio Sánchez también era imperfecto (IU). Un Parlamento con dos grandes alas que no da licencia para que uno se duerma y la otra sueñe.