Los médicos de Atención Primaria se quejan de que el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) incumple con el plan de reorganización del trabajo de los facultativos. Los médicos señalan que en algunos casos en vez de atender a 40 pacientes tienen que ver a 60.
La propuesta presentada en mayo por la gerencia del Sespa causó asombro, sobre todo a los que no tenemos nada que ver con la sanidad. Establecer como obligación que hay que realizar diariamente 18 consultas presenciales, cada una de ocho minutos de duración, otras 3 consultas por citación del médico, y 15 a través de la centralita de teléfonos atendida por un administrativo, resulta algo extravagante. Puede que para una cadena de montaje sea una pauta acertada, pero el trabajo de un facultativo no es algo mecánico; hay consultas que requieren de 20 minutos de duración y otras que se solventan con firmar la renovación de medicamentos a un enfermo crónico. Es absurdo que un médico esté controlando el reloj cada vez que un paciente se extiende en explicaciones sobre sus síntomas. Tampoco se puede predecir cuántas consultas se pueden ventilar por teléfono, ni tiene sentido marcar una cifra fija de enfermos para ser citados a diario por el médico. Gestionar no es parcelar una jornada de trabajo de forma arbitraria para unos pacientes hipotéticos. Sólo les bastó clasificar los pacientes a recibir por el tipo de enfermedades.
Hay un principio general que se puede aplicar para este caso: las empresas que dependen fundamentalmente del capital humano es difícil que funcionen bien sin un mínimo de satisfacción del personal. Antes de dar por buena una hoja de ruta arbitraria se imponía llegar a acuerdos con los que deben aplicarla. El Sespa debe mantener un objetivo que demandan decenas de miles de pacientes –por no decir centenares de miles- que es la vuelta a la presencialidad. Irrenunciable. No se pueden hacer diagnósticos por teléfono; la relación con el médico es demasiado personal como para aceptar que intermedie un administrativo. Ahora bien, los facultativos tienen todo el derecho a exigir que se les quite la carga burocrática para que les quede tiempo para realizar el trabajo que les demanda la sociedad. No tiene sentido que entre el ordenador y los papeles se consuma la mitad del tiempo de la consulta. No creo que sea tan difícil llegar a fórmulas que satisfagan los intereses de todos: usuarios, médicos y el propio Sespa. En la sanidad, con una tercera edad alza, los acuerdos son prioritarios.