Álvarez-Cascos abandona Foro después de que lo hayan expulsado. Un imposible metafísico que el político gijonés soluciona no dándose por enterado de que lo han echado para así poder dar un portazo al marchar. Hasta ayer había sido la dirección regional la que se había declarado incompatible con Cascos, mientras que ahora es el fundador del partido el que advierte de su incapacidad para convivir con los que mandan.
La dirección expulsó a Cascos por un asunto de dinero, culpándole de haber utilizado cientos de miles de euros del partido para fines personales. El tema está en los tribunales y el Fiscal ha reducido la presunta malversación o apropiación indebida a poco más de 5.000 euros. A ver en qué termina. El ex líder de Foro basó el retórico abandono de la militancia en razones políticas: el partido está en manos de una camarilla de cinco personas; Foro funciona en clave nacionalista y parlamentariamente se ha convertido en una muleta del PSOE que puede servir al Gobierno de Adrián Barbón para declarar al bable lengua oficial.
Foro está al borde del precipicio por los mayúsculos errores del fundador y la pasividad de los cargos públicos y resto de dirigentes. La llegada de Foro al Gobierno respondió a una operación perfecta ideada por Cascos y ejecutada por él. A continuación, ya en el poder -verano de 2011-, no hizo otra cosa que equivocarse: presentar candidatura de Foro en la circunscripción de Madrid, convocar elecciones anticipadas, borrarse de la candidatura electoral en 2015 cuando faltaban cuatro meses para los comicios, utilizar a los presidentas, Coto y Moriyón, como si fuesen marionetas, abrir la lucha interna contra Moriyón para descabalgarla, etc. Llevo muchos años observando al personaje y estoy convencido de que tiene una extraña capacidad de ser enemigo de sí mismo. Primero construir y luego destruir. La operación de acoso y derribo contra Sergio Marqués, en 1998, fue un anticipo de todo que veríamos 13 años más tarde. En la deriva de Foro el resto de dirigentes son culpables por dejar hacer a Cascos. Jugar durante ocho años el papel de menores de edad es inadmisible. Ahora, con el omnipotente jefe caído en desgracia no son capaces de plantear una línea política coherente con sus postulados reformistas, dejándose embaucar por un nacionalismo primario que en Asturias registró en las urnas resultados decimales. La bandera de la oficialidad del bable parece una enmienda a la totalidad del aparato del partido contra su electorado.