La transparencia es una palabra que descubrió la clase política hace diez años. A estas alturas ya está suficientemente manoseada y no pasa de ser un lugar común en medio del discurso cuando la imaginación tiende al encefalograma plano. Lo mismo ocurre con eficiencia y sostenibilidad. No hay actuación que no sea sometida al contraste de la eficiencia; cualquier robaperas dice que un grifo manando agua durante horas por descuido es una práctica “poco eficiente”. De la sostenibilidad baste decir que hasta lo insostenible se ha convertido en ejemplo de sostenibilidad.
Ciudadanos está preocupado por el Consejo de Transparencia tras haber ganado cierto protagonismo al lograr ubicarlo en Avilés. Ahora ya sabe quién debe presidirlo: mujer de cuarenta años con experiencia jurídica. Al parecer en enero le soplaron el nombre a Adrián Barbón. Como el asunto no avanza reclaman al presidente que considere su propuesta. Los nombramientos para presidir organismos de la Administración corresponden al Gobierno que debe buscar aliados para sacarlos adelante en el Parlamento cuando sea preceptivo ese trámite. La oposición ya tiene tarea suficiente como para ampliarla cogobernando. También están pesarosos en Ciudadanos porque no progresa el bono-concilia: una subvención de 300 euros para la atención de menores de 12 años. Los diputados naranja aseguran que llegaría al 93% de las familias. ¡Caramba! No sé si saben que hay 60.000 niños en ese rango de edad. En el presupuesto hay consignados 1,1 millones de euros, así que sólo alcanzaría a 3.666 niños. A ver señores de centro, en vez de dar una ayuda a Gertrudis, Lucrecia, Cesáreo y cuatro amigos más, lo sensato y barato sería dejar los centros escolares abiertos hasta las ocho de la tarde y así podrían beneficiarse todas las familias y los niños avanzarían en conocimientos y sociabilidad.
Sergio García, secretario general de Ciudadanos y portavoz adjunto del grupo parlamentario, afirma que “el grado de incumplimiento de los presupuestos es muy alto”. Me parece que el zapato le aprieta por otro lado. Pablo Casado, con la ayuda de Hervías (ex secretario de organización de Ciudadanos y mano derecha de Albert Rivera), lanzó una opa sobre Ciudadanos. El plan consiste en abandonar el grupo y quedar en el Parlamento como diputados no adscritos para formar parte de las listas electorales del PP en 2023. Es preciso un paso previo: romper con el PSOE. El tiempo corre y el plazo caduca. Como le pasó a Sergio Ramos.