En la Asamblea de la Fade Belarmino Feito anunció que no se presentará a la reelección como presidente de la patronal. Una noticia inesperada cuando sólo llevaba tres años al frente del empresariado. Adujo razones de falta de tiempo para dedicarse a gestionar los intereses de la Fade. En más de una entrevista había aludido al gran equipo que había en su empresa (Asturfeito), hasta el punto de que funcionaba muy bien sin contar con su presencia. Quizás las circunstancias hayan cambiado.
Con Belarmino Feito la Fade cobró un mayor protagonismo en la vida asturiana. En una región donde el pensamiento dominante está trufado de ideología sindical era imprescindible que la Fade dejara de ir a remolque de los acontecimientos y ofreciera un discurso propio, modernizador y ligado a los intereses de la región. Ese trabajo lo hizo Feito y quedó plasmado en un documento, “22 acciones ineludibles para el progreso de Asturias”, que tiene en su prólogo el análisis más certero realizado en los últimos años de la región. Como allí se decía se necesita elevar la competitividad empresarial a la categoría de prioridad social. En efecto, el día que nuestras empresas sean valoradas como las catedrales del gótico habrá más riqueza, más empleo y más bienestar social. Con Feito la Fade se atrevió a decir que “sin empresas no hay paraíso”. El giro que imprimió supuso una ruptura con el estilo tradicional del empresariado: aséptico, hermético, atento a los mensajes del Gobierno. Durante décadas cualquier profesor asociado de la Universidad denominaba a los empresarios como “buscadores de rentas” y un presidente del Principado les estimuló “apelando a su codicia”. Todo eso con Feito se acabó. No todos sus colegas lo entendieron. También es verdad que una cosa es el negocio de la exportación y otra los mercados intervenidos por la Administración.
Le costó un curso adaptarse al “timing” del debate público; durante los primeros meses se prodigó en exceso. Entre la locuacidad de Feito y la inanidad de la oposición, hubo un momento en que el cruce de declaraciones entre el presidente del Principado y el presidente de la Fade monopolizaba los titulares de prensa. Vivió desencuentros en su propio equipo y ahí se abrió una brecha con la Cámara de Comercio de Oviedo y la poderosa OTEA. Le ofrecieron entrar en política, pero tuvo el instinto suficiente para dejar pasar a las damas primero. Llegados a este punto la cuestión es si la Fade va a mantener voz propia o vuelve a ser el tercer sindicato.