La política asturiana es tan original que una entrevista entre Barbón y Mallada resulta un hecho sin precedentes. La lideresa de la oposición ha pedido la cita al presidente del Principado para hablar de iniciativas legislativas. Hoy se somete a votación en la Junta General del Principado La Ley de Salud, la Ley de Derechos y Prestaciones Vitales y la Ley de Polígonos Industriales. Según Mallada “son temas de enorme relevancia cuyos pormenores es muy conveniente que se pongan en común entre el Gobierno y el partido que lidera la oposición”. No dudo de la importancia de la Ley de Salud. Sobre la norma de Derechos y Prestaciones Vitales carezco de opinión porque no sé a qué se refiere, aunque me temo que estemos ante un título rimbombante o ante un contenido repetido, porque creo que tras 44 años de democracia y 40 de autonomía los derechos y prestaciones vitales de los asturianos, como de los andaluces o los catalanes, ya están regulados y defendidos. En cuanto a la iniciativa sobre los polígonos industriales, puede tener algunas consecuencias prácticas interesantes, pero no creo que el tema tenga una “enorme relevancia”. Lo que más me llama la atención es que la reunión sea en la víspera del debate parlamentario ¿No hubiera sido más adecuado fijar la cita quince días antes?

El Principado ultima 23 anteproyectos para enviar a la Cámara autonómica que se sumarán a las 14 iniciativas que ya están en trámite parlamentario. Pasado el verano, los diputados se encontrarán con un tsunami legislativo que difícilmente podrán digerir sin incurrir en retrasos. No sé si la grave coyuntura en la que se encuentra la región se resuelve con 37 nuevas leyes. Cierto es que si el Gobierno no lleva a cabo una producción legislativa cuantiosa la oposición se lo echará en cara, diciendo que son unos vagos. Al final es mucho más sencillo redactar leyes que resolver problemas.

Los acuerdos entre los dos grandes grupos sobre leyes son merecedores de aplauso, pero no deja ser llamativo que pasen sin pausa de las gruesas descalificaciones parlamentarias a las ententes legislativas. Es difícil no ver en la “cumbre” más contenido táctico que un sincero deseo de convergencia. El Gobierno socialista tiene aliados para sacar adelante sus iniciativas como demostró de forma sobrada en la aprobación de los presupuestos de este año, y el PP siempre estuvo muy cómodo en el papel de oposición que marca distancias. A lo mejor ahora hay cambio de guion, pero no encuentro explicación para el abrazo.