Adrián Barbón liga las ayudas directas por nacimiento de hijos a la negociación de las cuentas regionales. Sin la aprobación del proyecto presupuestario para 2022 la política natalista quedará en nada. Es un hecho que no admite discusión porque en los actuales presupuestos no hay ninguna partida reservada para ese fin, así que la prórroga de las cuentas conllevaría reiterar la misma distribución de recursos sin poder introducir conceptos nuevos.
El presidente del Principado propone avanzar en la concertación social para desbrozar el camino a la negociación presupuestaria. Esa fue la estrategia aplicada por los socialistas en el año 2007, cuando se rompió la negociación con IU para formar un gobierno de coalición al inicio de la legislatura, y el presidente Areces convocó a los agentes sociales en pleno mes de julio para firmar la concertación social y presionar a IU. Han pasado catorce años y la situación ha cambiado. En la Junta General del Principado hay siete fuerzas políticas, no tres como entonces. La entente con IU no permite alcanzar la mayoría absoluta, y el resto de fuerzas no se sienten concernidas por la concertación social, una entente que es vista a estas alturas como una operación de imagen por encima de cualquier otra consideración. El desarrollo de los acuerdos de la concertación social puede ser positivo, pero la negociación de los presupuestos cursa de forma independiente. Dicho de otra manera: la amenaza de dejar en papel mojado los acuerdos con patronal y sindicatos si no se pacta el presupuesto no va a suponer un coste político para los partidos de la oposición. La presión tendrá que ejercerla el Gobierno sobre propuestas económicas y sociales del propio proyecto de presupuestos, como, por ejemplo, las ayudas a la natalidad.
Los principales grupos parlamentarios del centro-derecha, PP y Ciudadanos, advierten de que con subvenciones económicas por hijo no basta para acabar con el declive demográfico. Es evidente, hace falta un conjunto de medidas para lograr ese fin. La diferencia está en que hasta ahora se proponía invertir la deriva demográfica con guarderías, bonos de transporte, desgravaciones de vivienda, etcétera, obviando el meollo del asunto: la caída de la natalidad. Nacen muy pocos niños, vienen muy pocos inmigrantes y los fallecimientos duplican de largo a los nacimientos. Adrián Barbón propone ayudas económicas para estimular la natalidad, algo que ocurre en otros países, pero que en Asturias es novedoso.