La variante de Pajares o, como dirían los jóvenes, la mítica variante de Pajares, tiene algún contratiempo añadido para que no finalicen las obras en diciembre de 2022, fecha programada desde el Ministerio de Transportes sin mucha convicción porque José Luis Ábalos no se comprometió con ella. El nuevo obstáculo a superar es la reclamación de ecologistas y entidades locales de León para que el Gobierno repare el destrozo medioambiental producido con las obras de los túneles. El agua de ríos leoneses cambió de cuenca porque al horadar la montaña quedó alterado su curso. En la actualidad, en el interior de los túneles se pierden 319 litros por segundo. La solución que proponen los damnificados es introducir una tubería en un túnel y montar un sistema de bombeo para restituir el caudal de manantiales y ríos de León. El dispositivo tendría un coste eléctrico de 2,3 millones de euros anuales. Cuando gobernaba Rajoy, la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, aceptó el proyecto que, luego, fue descartado por el elevado coste eléctrico.

El asunto sería manejable en unas condiciones políticas normales, pero en este caso estamos ante un escenario nada convencional, ya que de valorar las demandas leonesas e imponer obligaciones al Ministerio de Transporte se va a encargar Teresa Ribera, una vicepresidenta nada neutral cuando se trata de buscar un equilibrio entre las necesidades de una línea ferroviaria y la sostenibilidad de unos ríos. Si se atrevió a cerrar las centrales térmicas, a dar la espalda a las peticiones de la industria electrointensiva, si ha logrado movilizar a los ganaderos al dar estatus de inviolabilidad al lobo, como si fuera una deidad, no hay razones para pensar que se apiadará de los asturianos que llevan más de cuarenta años esperando estrenar el nuevo trazado ferroviario para conectar con la meseta. La batalla, como casi siempre, se dará en el campo de la burocracia, con la exigencia de un proyecto integrado de medidas correctoras y compensatorias que se someterá a nueva evaluación ambiental. Ahí es nada. Si la vicepresidenta sigue gozando de la confianza de Pedro Sánchez, la finalización de los trabajos se prolongará durante largos años. Será más fácil transportar agua entre las cuencas que lograr que un tren atraviese los túneles finalizados en 2009. El expediente de variante de Pajares se resume en un cúmulo de incumplimientos del que se salvan las tuneladoras porque fueron las únicas en hacer su tarea en tiempo y forma.