A partir de la victoria de Ayuso las encuestas empiezan a dar el triunfo a la derecha. Es la primera vez desde que Pedro Sánchez está en el poder que los sondeos le son adversos. De ahí que procediera a cesar a un tercio de los ministros, una medida que, por otra parte, supone un reconocimiento implícito de los gruesos errores cometidos por el Ejecutivo.
Como Iván Redondo se quedó fuera, Óscar López vuelve a la primera línea como jefe del gabinete y Félix Bolaños será el que controlará la línea política, la mayoría de los observadores consideran que el PSOE gana peso en el Gobierno ¿Si la crisis la abre Sánchez porque las encuestas dan la mayoría a la derecha, la solución pasa por hacer un Gobierno más de partido? ¿Colocar a alcaldesas en el Gobierno es un ejemplo de reforzamiento del PSOE en el Ejecutivo? La respuesta a los dos interrogantes es no.
Casi de una forma unánime los cambios son interpretados como un paso del presidente para dar mayor protagonismo al PSOE en el Gobierno. Demos la vuelta al argumento y veamos cómo Sánchez prepara al Gobierno para tener el partido que necesita. Partamos de una premisa: el profundo cambio introducido en el Gobierno es la última gran reorganización antes de las elecciones del 2023. Con los cambios efectuados se buscan también objetivos de medio plazo y largo plazo. Ejemplo. El presidente hace ministras a la delegada del Gobierno en Aragón y a la alcaldesa de Puertollano, por el papel que pueden jugar dentro de dos años en sus territorios de origen, Aragón y Castilla-La Mancha, donde sus actuales presidentes son críticos con el Gobierno. Apuntan a ser relevos de Lambán y García Page, más que a ser una solución para las administraciones territoriales y la educación del país, tal como parecen indicar sus carteras. La relación es dialéctica: desde el partido se influye en el Gobierno, pero también desde el Gobierno se propician cambios en el partido. En el poder sólo está Pedro Sánchez, así que más que dar un impulso al PSOE en el Gobierno habría que preguntarse qué partido necesita Sánchez para los tres escenarios que se pueden dar después de 2023: victoria amplia de los socialistas, victoria simple o paso a la oposición. Dejemos a un lado la primera hipótesis porque una mayoría absoluta aleja todo tipo de problemas en el Gobierno y en la organización. En las otras dos alternativas hace falta un partido sin sectores críticos para aceptar una reedición del Gobierno Frankenstein o para dar por bueno que Sánchez lidere la oposición.