El Principado ha enviado a los sindicatos el borrador de la Ley de Empleo, como paso previo a su negociación. En la norma se introduce un complemento de productividad para los grupos A y B (escalas de trabajo a las que se oposita con titulaciones universitarias). El complemento se recibe a través de una evaluación de desempeño, sin que en el articulado de la norma se especifique quién realiza la evaluación. La ley también recoge la nueva figura del subdirector general, un cargo de libre designación que está por encima de los jefes de servicio.
Antes de recibir el texto, los portavoces sindicales realizaron manifestaciones genéricas en las que se pudo comprobar que algunos de ellos ven bien el complemento de productividad y otros lo rechazan de plano. Me llamó la atención algunas alusiones al carácter neoliberal del complemento de marras. Hay que hilar muy fino para llegar a esa conclusión. No creo que los liberales apuesten por aumentar la masa salarial de los funcionarios, sea con pagos por productividad o con incrementos salariales generalizados. Imagino que se inclinarían más bien por recortar la plantilla, desde los jefes de servicio hasta las escalas más bajas de la Administración. Como era de esperar, ningún sindicalista dijo que la carrera profesional ya es una evaluación de desempeño, porque les parece bien que se apruebe un nuevo sistema para que se cobre dos veces por lo mismo, como ya se retribuye dos veces la antigüedad. El Gobierno quiere estimular a los funcionarios con talento, la masa gris de la Administración, e imagino que los sindicatos querrán que el maná de la productividad llegue a todos los empleados públicos.
Dos crisis económicas seguidas han afianzado una mentalidad nociva en la región, consistente en crear fondos públicos y abrir un debate sobre los beneficiarios. Si hay que estimular para que trabajen los arquitectos, economistas, juristas o ingenieros que hay en la función pública a través de retribuciones económicas extraordinarias porque se encuentran desmotivados, pese a gozar de unas condiciones económico-sociales superiores al resto de sectores, es que no sabemos cómo está el mercado de trabajo en la región. La misma Administración que organiza subastas para adjudicar obras o servicios entre profesionales, en las que los ganadores salen retribuidos a cinco euros la hora de trabajo, considera necesario pagar un plus para que la gente de casa siga haciendo lo mismo que hasta ahora, pero con más entusiasmo.