En España la gracia o desgracia va por regiones. El Gobierno no trata a dos por igual, así que la cosa depende de quién, dónde y cómo. El peaje de la Autopista del Atlántico (AP-9), que va de El Ferrol (La Coruña) a Tui (Pontevedra), va a ser bonificado por el Ejecutivo con 55 millones de euros anuales. Hasta que acabe el plazo de la concesión el Estado transferirá 2.300 millones. La operación tiene un coste astronómico porque el trayecto afectado supera los 200 kilómetros y discurren muchos coches por el al dar servicio a un territorio donde viven el 75% de los gallegos. Sin embargo, el peaje del Huerna, que comparte la problemática con AP-9, al haber sido ambos prorrogados por el Gobierno de Aznar, no tiene el mismo trato. El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, dijo que rescatar la tasa del Huerna era muy caro, pero su sucesora, Raquel Sánchez, está dispuesta a pagar una millonada superior para que a los gallegos no les resulte tan gravoso utilizar su principal vía de doble calzada.
Asturias, como es una tierra muy envejecida, cultiva la resignación. Hace cuarenta o cincuenta años teníamos fama de lo contrario, por eso los gobiernos temían la reacción de la minería, la siderurgia o la construcción de la región. El peaje del Huerna es un tributo añadido que pagamos los asturianos, tras haber pagado más que en otros sitios por renta, herencias, transmisiones patrimoniales o patrimonio. Cada vez que sube la tasa se oyen algunas voces de protesta de los transportistas. El regalo a los gallegos provoca un agravio comparativo. Nada irrita más que los agravios comparativos, porque el trato desigual proviene de un privilegio para unos o de un castigo para otros. O las dos cosas a la vez. La única razón para que los gallegos reciban la lotería anual de 55 millones de euros se debe al voto favorable a los Presupuestos Generales del Estado del grupo independentista, BNG. Tiene un solo diputado y su voto para aprobar el presupuesto de 2021 obliga a transferirles 55 millones todos los años. El acuerdo con los independentistas gallegos lo hizo Adriana Lastra.
Bonificar el peaje de la Autopista del Atlántico cambia el enunciado del problema. Ya no podrá apelar el Gobierno a lo caro que resulta rescatar el peaje del Huerna, porque más cara es la concesión realizada a la comunidad vecina. Los gallegos pusieron precio a un escaño. Asturias tiene siete diputados en la Cámara Baja. Sus votos carecen de transcendencia social en la región, cuando deberían servir para algo.