Parece que el Principado se ha dado cuenta de cómo se logran las inversiones del Estado en estos tiempos de mayoría parlamentaria Frankenstein y repunte de los nacionalismos periféricos. Así se deduce de su comunicación sobre el peaje del Huerna, al exigir la bonificación del tributo tomando como “modelo y ejemplo” el trato que da el Gobierno de Pedro Sánchez a la AP-9 (autopista de El Ferrol a Tui). El presidente del Gobierno visitó Galicia a finales de julio con un regalo en la cartera: la inclusión de 55 millones de euros en una partida del presupuesto para rebajar el pago que hacen los usuarios de la vía. La cosa no quedó ahí, Pedro Sánchez prometió desembolsar 2.300 millones hasta 2048, fecha en que se acaba la prórroga del peaje. El Principado quiere lo mismo para la autopista del Huerna: partida en el próximo presupuesto del Estado para rebajar la tarifa y realizar una planificación hasta llegar a cubrir el 100% del peaje.
No existen planteamientos generales ni políticas territoriales que partan de la premisa de la equidad. Estamos en la época del chollo, de aprovechar la oportunidad, de pillar al ministro de turno despistado y echar a correr con la pasta. En Galicia era un clamor el peaje de la Autopista del Atlántico. Sánchez entendió que había que estrechar lazos con los independentistas del BNG, como socios del Gobierno, y arregló el asunto del peaje. En el Ministerio de Transportes hay un fondo para bonificar tarifas. A la AP-9 se destinará el 59% de ese fondo. El Principado tiene las mismas razones para pedir el rescate de la tasa del Huerna. Hay que insistir, repetir, rasgarse las vestiduras por el agravio comparativo y en una de sus visitas el presidente premiará nuestros esfuerzos. Tienen que sumarse los grupos de la oposición, los agentes sociales, los transportistas, las cámaras, los ayuntamientos, etc. No basta con estar en la Alianza por las Infraestructuras, hay que parecerlo. Toca impresionar a la nueva ministra, que por descontado no sabe lo que es el Huerna. Es preciso convertirnos en problema para que el Gobierno sea la solución.
En España ahora se funciona así. En una reunión bilateral, Gobierno-Generalitat, acaban de lograr los independentistas una inversión de 1.700 millones para el aeropuerto de El Prat. Ya tenían atado para el próximo presupuesto otros 200 millones en infraestructuras. Unos días antes Urkullu arrancaba tres impuestos al Estado que le servirán para ingresar 220 millones al año. A ver si de esta aprendemos.