La nueva asignatura que se va a introducir en el currículo de Primaria, Valores Cívicos, lleva camino de ser una segunda edición de Educación para la Ciudadanía, aquella disciplina incorporada por Zapatero al plan de estudios que sólo sirvió para polarizar el debate educativo. Como las comunidades autónomas van a opinar sobre la propuesta ministerial, yo me conformaría con que se introdujeran dos reflexiones: cuidado exquisito para evitar cualquier sesgo doctrinal y puestos a hablar de valores, que se aborden los más evidentes que las leyes de Educación soslayan. Me refiero al respeto a todos (desde los ancianos hasta perros y bosques), valoración del esfuerzo personal, rechazo de la violencia (todo tipo de violencias), aceptación de la jerarquía en la familia, la escuela y la sociedad, solidaridad, y responsabilidad personal y social. Hay países que imparten estos valores en la educación, curiosamente es a los que les va mejor en la pandemia.

Para Simón Cortina, presidente de Escuelas Católicas en Asturias, Valores Cívicos debería centrarse en el estudio de la Constitución y lo que representa para la ciudadanía. Algo así se hace en países democráticos que no tienen problemas de identidad nacional ni de respeto a la ley. Una propuesta valiente en un periodo en el que casi cien diputados utilizan fórmulas alambicadas para no prometer lealtad a la Carta Magna.

Desde la enseñanza concertada se critica otros asuntos, como la “perspectiva de género” en las Matemáticas. En efecto, no se entiende que desde el Ministerio estén preocupados por la citada perspectiva y no por el déficit de conocimiento de los alumnos en Matemáticas, que es uno de los grandes asuntos pendientes de abordar. Aligeran el currículo (desaparece la regla de tres, que de tantos apuros sacó a millones de españoles) y se inventan formulaciones ininteligibles, como la perspectiva de género en Matemáticas. Para justificar el absurdo, desde el ministerio dicen que tratan de solucionar el rechazo de las chicas a las ingenierías. Vamos a ver, números y porcentajes cantan: el rechazo de las mujeres se produce a la ingeniería informática. Hay un debate sobre ello; la mayoría piensa que se debe a una cierta tendencia a la personalidad friki de los informáticos (no quiero ofender a nadie, ya que en todas las familias hay informáticos). En el resto de ingenierías cada vez hay más chicas. La solución no puede venir de la enseñanza de las Matemáticas. La raíz cuadrada no tiene la culpa.