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Juan Neira

LARGO DE CAFE

IDEOLOGÍA TALIBÁN

El Ministerio de Educación va a determinar los contenidos y objetivos mínimos que se deben exigir en la etapa de Primaria (6-12 años). El decreto desarrolla la Lomloe o Ley Celaá, que se aprobó sin ninguna voluntad de consenso y desde un prisma político concreto. El borrador del decreto ha desatado la división política y social, como había sucedido con la ley.

¿Cuál es el principal objetivo del decreto? Aunque es un tanto arriesgado lo que voy a decir la prioridad de las prioridades es ocultar el fracaso escolar, una constante en el sistema educativo español (Asturias es la comunidad autónoma que menos sufre este problema) que ha llevado a Bruselas a darnos un  toque de atención por ser el país con más abandono escolar de la UE.

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El borrador del decreto apunta al método más eficaz y barato de acabar con el fracaso escolar: reducir los contenidos del currículo y rebajar el nivel de exigencia. Celaá había previsto este objetivo y por eso plantó la simiente del aprobado general, y la nueva ministra, Pilar Alegría, sigue por la misma senda. En el fondo se trata de trasladar a la Educación el mantra utilizado durante la pandemia: “no dejar a nadie atrás”.

Quisiera hacer tres precisiones sobre este asunto. Aguar los contenidos del currículo perjudica sobre todo a los niños de familias económicamente vulnerables. Lo único que tiene gratis un niño pobre es la tarjeta sanitaria y la educación obligatoria. No tiene la posibilidad de esperar a madurar o recibir clases particulares paralelas. Su capital formativo se nutre de la Primaria y la Secundaria. Tiene el derecho inalienable a recibir una formación rigurosa para poder ser un ciudadano autónomo. No es de recibo que le vendan sucedáneos.

Hace tiempo que muchos profesionales de la Educación detectaron que el retraso escolar se fragua en la Primaria, aunque aflore más adelante. Razón de más para poner el mayor celo con el objetivo de que cualquier alumno adquiera una base sólida en esa etapa.

EVALUACIÓN

En España no hay controles sobre la asimilación de conocimientos. No se sabe cuál es el grado de aprovechamiento escolar.  Ya se encargaron políticos y sindicatos de la Educación de impedir que hubiera evaluaciones externas. Las internas no tienen valor, como siempre que juez y parte se  confunden.

Los ciudadanos no tenemos ningún baremo que nos informe de la calidad de los centros educativos. Todos son iguales y todos son  buenos. Nos toca financiar y callar.

La EBAU podría ser la primera prueba -aunque extraordinariamente tardía-, pero ya sabemos que el 95% del personal la supera, así que es un mero trámite para escoger carrera. Con todo esto quiero decir que el objetivo de ocultar o disfrazar el fracaso escolar puede ser muy peligroso porque termina por falsear lo que ocurre con la educación de cinco millones de alumnos en las etapas obligatorias.

Otro asunto de gran interés es la orientación que tendrá la Primaria. Se huye de la abstracción y se centra en lo concreto (una vez me dijo Gustavo Bueno que el “mal de España es la incapacidad para el pensamiento abstracto”). Se rebajan los conocimientos y se apela a las sensaciones; se anteponen las habilidades a los saberes. Casi podríamos decir que el currículo se cocina con las emociones que provocan los experimentos manipulativos que realizan los alumnos, acompañado de una nueva salsa llamada “perspectiva de género”.

Hay que reconocer que esto viene de atrás. No lo inventó Celaá, sino distinguidos gurús de la Pedagogía, pero con el nivel de temeridad que tiene el actual Gobierno el proceso de cambio ha tomado velocidad de crucero.

Se habla de que el “alumno investiga”, que debe pensar con sentido crítico, pero cómo va a tener sentido crítico sin conocimientos previos. Yo no puedo hacer ni la más leve crítica a la mecánica cuántica; Einstein, sí (Conferencia Solvay, 1927). Estimular la crítica sin conocimientos es abrir la puerta a la demagogia.

GÉNERO

La perspectiva de género nos coloca en un territorio mágico, porque pretenden aplicarla en todas las materias. No es que en la nueva asignatura de Valores Cívicos hablen de hombre igual a malo, mujer igual a buena, porque ya tenemos ración diaria de esa doctrina en los telediarios, cada vez que nos ofrecen un “total” de Irene o Ione, sino que tal maniquea versión la van a llevar hasta las Matemáticas. Veamos lo que dicen: “respeto para las emociones y las experiencias de los demás ante las Matemáticas”.

Ideología talibán. Las Matemáticas no se asocian a razonamientos, simetrías, matrices, cálculos o hipótesis, sino a emociones y experiencias personales. La más fabulosa estructura de pensamiento lógico se va a poner en valor por las supuestas sensaciones subjetivas que despierte en un alumno/a. Apostaría a que ninguno de estos fenómenos sabe decir lo que es un polinomio.

Todo esto es muy grave, porque el futuro no depende del petróleo o de los bancos, sino del capital humano. Asombra lo poco que va a dedicar España de los fondos europeos a la Educación. Qué contraste con el Gobierno de Mario Draghi.

En 1965, Singapur era un territorio muy pobre y ahora es el cuarto país más rico del mundo, gracias a un sistema educativo muy riguroso y exigente. No se pueden hacer experimentos irresponsables. Tenemos suficientes profesionales (maestros y profesores) y equipamientos. Si las elites políticas no saben lo que hay que hacer con la Educación que se echen a un lado.

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por JUAN NEIRA

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