Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León anunciaron la presentación de un recurso contencioso-administrativo, en la Audiencia Nacional, contra la decisión de la vicepresidenta Teresa Ribera de dar al lobo estatus de especie silvestre con protección especial. Los gobiernos de las cuatro regiones hacen frente a la vicepresidenta que hizo oídos sordos a sus reclamaciones e impone una norma que ataca directamente los intereses de los ganaderos y desprecia los planes de gestión y control del lobo de los gobiernos autonómicos.
Ya era hora de que alguien hiciera frente a esta señora que tantos quebraderos de cabeza nos ha creado a los asturianos, bien sea cerrando aceleradamente las centrales térmicas de carbón, orientando un estatuto para las industrias electrointensivas que se olvidó del potente sector industrial asturiano o colocando al lobo a la altura de animal totémico que es preciso respetar aunque mate, un día sí y otro también, a ovejas, cabras, caballos y vacas. La vicepresidenta participa de las visiones fundamentalistas que le han llevado a fiarlo todo a las energías renovables -hoy los pagamos en el recibo de la luz- y no sabe llegar a compromisos con gobiernos y ganaderos en el asunto del lobo. Se negó a celebrar una conferencia interterritorial sobre el listado de especies silvestres protegidas y no dio contestación a las demandas de los territorios habitados por el lobo. Como se cree en posesión de la verdad y considera que su misión es salvar a los cánidos del peligro de ser extinguidos (actualmente crecen las manadas) no acepta un control de las poblaciones lobunas que conlleve, forzosamente, un número limitado de animales abatidos. Le preocupa que se utilicen las escopetas contra un cupo de lobos reducido y pactado, pero considera que los miles de cabezas de ganado que mueren por los ataques de las manadas de cánidos se solventan enteramente pagando indemnizaciones. Cómo se nota que no rondan los lobos su casa ni le producen destrozos en su patrimonio. Qué fácil es ser ecologista radical desde la condición de urbanita.
Alejandro Calvo, consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado, ha sabido anteponer la defensa de los intereses regionales al lazo partidario que le une con Teresa Ribera. Ha demostrado que está más cerca del sentir de los ganaderos asturianos que de las políticas de la ‘Greta Thunberg’ del Gobierno de Sánchez. El campo sólo se salva asegurando la prosperidad de los ganaderos.