Un argayo en la centenaria vía de Pajares produjo un descarrilamiento que estuvo a punto de costarle la vida al maquinista y dejó cortada la comunicación con la Meseta. Por quinta vez en noviembre se salió de la vía un convoy de mercancías. Como en tantas ocasiones, las personas que habían optado por viajar en tren hacia León tuvieron que recurrir al autobús para alcanzar su destino; en cuanto a las mercancías pesadas (bobinas) hubo que dejarlas a la espera de que se solucionen los desperfectos y se despeje el camino. Cinco argayos inutilizando la vía en un mes demuestran que la seguridad de la infraestructura está muy por debajo del mínimo exigible a cualquier medio de transporte colectivo. El trazado por Pajares, con sus 63 túneles, entre ellos el de La Perruca -en su día el más largo de España-, no reúne las condiciones para prestar servicio. El Gobierno no quiere invertir en ese trazado porque cuenta con la pronta inauguración de la variante de Pajares, así que los argayos menudean y el ángel de la guarda hace el resto.
Veinticuatro horas antes una mujer moría en la AS-15 por un argayo que dejó inutilizada la principal vía de comunicación del Suroccidente con el centro de la región. A todo ello hay que sumar el retraso en la línea de tren ente Gijón y Avilés al instalarse un nuevo sistema de seguridad. El viaje dura cincuenta minutos.
La falta de conservación en trenes y carreteras produce efectos calamitosos. Desde el inicio de la crisis de 2008, los gobiernos bajaron el ritmo de construcción de infraestructuras y dejaron al mínimo las tareas de conservación. Cualquier inversión en equipamientos se relacionó con corrupción y con esa simple conclusión desaparecieron de la agenda oficial. La práctica presupuestaria dominante consiste en dedicar dinero a prestaciones sociales. Con la brújula señalando al gasto social acaba de lograr Pedro Sánchez el apoyo de nueve grupos a las cuentas. La decimonónica rampa de Pajares no interesa a nadie y los diputados asturianos tampoco hablan de ella. El Principado no trata temas tan poco atractivos con el Gobierno central. Las infraestructuras de carácter regional también están dejadas de la mano de la Administración porque en el debate público las prioridades son otras. El suroccidente, con argayos que cortan la comunicación con el resto de la región, y la rampa de Pajares, dañada por desprendimientos continuos, proyectan una imagen similar a la que ofrecía la carretera de Croacia a Sarajevo antes de liarla a tiros.