En la Junta General del Principado se aprobaron los presupuestos de 2022. No cabe ver la conversión de las cuentas en ley como algo rutinario, porque desde los tiempos de Areces no se aprobaban tres años seguidos los presupuestos. En los países de nuestra órbita el visto bueno a las cuentas se interpreta como una renovación de la confianza de la Cámara en el Gobierno. Voy a lo polémico.
La sesión final estuvo dedicada a las enmiendas parciales. Hace unos días se rechazaron las enmiendas a la totalidad. Cada grupo es libre de seguir la estrategia que considere oportuna, pero es un contrasentido rechazar de plano el presupuesto y pedir la retirada del proyecto, y a los pocos días presentar enmiendas parciales para quedar bien con colectivos, municipios o comarcas enteras. Es decir, primero se busca tumbar el presupuesto y, en caso de lograrlo, queda el Gobierno en la cuerda floja, pero si el presupuesto resiste el embate, entonces entra en acción el ‘plan b’ consistente en proponer «constructivas» modificaciones de las cuentas para decir que gracias a ellos determinados grupos sociales o entes territoriales se benefician del presupuesto que antes se pretendió dejar en papel mojado.
De los tres grupos (PP, Foro, Vox) que presentaron las enmiendas a la totalidad rechazadas, me parece mucho más coherente la actuación de Vox, que renunció a formular enmiendas parciales, que los otros dos partidos que se avinieron a introducir cambios en las cuentas para reformar lo que primero consideraban irreformable. Por otra parte qué fácil es poner unos millones de más en un sitio sin decir de qué partida concreta se quitan. El portavoz de Foro llegó a hablar de que solo proponía cambios por valor de 4 millones de euros, sobre un total de 5.324 millones, sin darse cuenta de que cuanto menor fuera la modificación más evidenciaba que su previa enmienda a la totalidad carecía de justificación. Usar el trámite presupuestario para dar una imagen centrista antes de hacer piña con la izquierda en torno a la oficialidad del bable y al Eonaviego es penoso.
IU y Ciudadanos aprobaron las cuentas. En el caso de IU es la continuación de una trayectoria que viene desde el siglo XX. Lo de Ciudadanos roza el esperpento. Amagan con una enmienda a la totalidad y, luego, aprueban el proyecto porque incrementa la subvención a la lírica, reserva dinero para una oficina en Madrid y contiene algunas subvenciones para autónomos. Y dicen que gracias a ellos no suben los impuestos. Hay que jorobarse.