La negociación sobre la reforma del Estatuto de Autonomía es un 3+1, donde los tres (PSOE, Podemos, IU) están en función de lo que decida uno (Foro). La izquierda tiene la expectativa y en la mano de Foro está satisfacerla. En su día dijimos que Foro tiene la acción de oro en la cuestión del trilingüismo porque la aritmética ha querido que su único escaño sirva para que haya reforma estatutaria dando paso a un régimen de hablas exótico: la norma dictará que son tres, pero en la calle sólo se escuchará una que es la que utilizan el 99% de los asturianos desde que se levantan hasta que se acuestan (camino entre ocho y diez kilómetros por las calles a diario y entiendo todo lo que dicen los viandantes siendo monolingüe). Tres lenguas legales y una sola real.
La negociación está oficialmente estancada. Las tres izquierdas, desde la socialdemócrata hasta la populista, pasando por el marxismo, coinciden en el dogma del trilingüismo. No hay diferencias; ni siquiera de matiz. Para la triple alianza el estancamiento es el lapso de tiempo que transcurre desde que se sentaron a negociar hasta que Foro se rinda a la ideología dominante que en nuestra región no es, precisamente, el liberalismo. El mejor ejemplo de lo que digo es que las tres izquierdas no le hicieron ni una concesión programática a Foro, salvo la cuestión de método sobre la mayoría necesaria para aprobar la ley de la normalización lingüística. Las izquierdas no se mueven un milímetro en espera de que Foro se olvide de sus propias reivindicaciones. No anhelan un imposible porque el diputado de Foro ya se ha encargado de decir que sus supuestas exigencias no se deben ver como líneas rojas. ¿Simples sugerencias?
El PSOE, que es el partido más responsable de la mesa de negociación, no en vano tiene dos veces y media más diputados que los otros tres juntos, ha propuesto elaborar una ley que determine las zonas de uso del bable y del eonaviego, porque en las reuniones surgieron dudas sobre las áreas de uso oficial de las lenguas. Quieren fijar las «zonas de uso predominante». Es difícil hablar de estas cosas en serio. En todas las comarcas de Asturias hay una lengua predominante que es la que utilizan los diputados de los cuatro partidos en la negociación: el castellano. Los socialistas lo saben, así que las supuestas digresiones sobre la huella de las lenguas en el territorio tienen otros objetivos. Básicamente, pasar a letra de ley aquel primer enunciado de la oficialidad amable. Mañana lo veremos de forma más extensa.