El procedimiento de contratación exprés aplicado por la Consejería de Educación para cubrir las bajas de maestros y profesores en este invierno no ha dado los resultados apetecidos. El nuevo método se puso en vigor dada la gran cantidad de contagios producidos por la sexta ola de la pandemia. Desde el Principado se habla de «sistema imperfecto», de «procedimiento muy novedoso, con margen de mejora». Las cifras hablan por sí solas: en un mes sólo se cubrieron 14 bajas, mientras que por el sistema tradicional de contratación se lograron realizar 250 sustituciones. En conclusión: la novedad introducida fue un absoluto fracaso.
Antes de ser Lydia Espina consejera de Educación las bajas de maestros y profesores en Asturias se cubrían con lentitud. No había prisa. Las contrataciones se realizaban dos veces al mes. En este curso se empezaron a hacer convocatorias de interinos una vez a la semana. Con el procedimiento exprés se aceleraron las convocatorias de contratación, realizándose tres intentos (dos exprés) de contratación a la semana. Sin embargo, por increíble que parezca, el protocolo aplicado fue tan torpe y absurdo que no sirvió para nada. Veamos hasta dónde puede llegar la estulticia de la Administración.
Todos los días empezaban a llamar por el primero de lista, luego el segundo, tercero, etc. La gente que no cogía el teléfono el primer día, normalmente tampoco lo hacía los días siguientes. El protocolo decía que había que hacer tres llamadas a cada interino, separadas por diez minutos. Se tardaba un mínimo de media hora en descartar a un interino y pasar al siguiente. Habitualmente se habilitaban dos o tres horas al día de llamadas, con lo que la lista no avanzaba, porque al día siguiente se volvía a empezar por el primero de la lista. La escena del funcionario llamado repetidamente al mismo teléfono, mientras en el colegio de turno seguía la plaza sin cubrir, parece sacada del teatro de Ionesco. En un mes se cubrieron 14 plazas. Dado el método aplicado me parecen muchas.
A todo ello hay que añadir que la gente que estaba en el puesto treinta o cuarenta tenía miedo a coger el teléfono y no le dieran otra alternativa que ir a trabajar a sitios alejadísimos (¿Ibias?), porque pensaban que si llegaban hasta ellos las llamadas es porque las plazas buenas estaban ya todas ocupadas. Embrollo sobre embrollo. Un ruego o súplica a la Consejería de Educación. No perfeccionen la contratación exprés. Olvídense. Pregunten a Amazon cómo se contratan interinos.