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Juan Neira

LARGO DE CAFE

FSA, UNIDAD Y DEBATES

El 33 Congreso de la FSA se celebra con los socialistas en el poder en España, Asturias y la mayoría de los ayuntamientos de nuestra región. Aunque lo anterior es conocido quiero explicitarlo porque los congresos de los partidos que gobiernan nunca fueron propicios para debates. En el caso de la FSA, el secretario general es el presidente del Gobierno y la atención está puesta en el Principado, no en las interioridades del partido.

Los congresos de vivas discusiones y contrastes se dan cuando los partidos están en la oposición. Los cuestionamientos que sufrieron Felipe González o Rajoy tuvieron lugar en congresos que afrontaron como líderes opositores. También la conversión de Zapatero en líder socialista llegó tras una dura pugna entre cuatro candidatos mientras gobernaba Aznar. Así alcanzó Pedro Sánchez la jefatura del PSOE, con Rajoy en el poder. Por no hablar de la entronización de Pablo Casado, como presidente del PP, tras ganar a Sáenz de Santamaría y a Dolores de Cospedal en un congreso a cara de perro, una vez que el PP fue apeado del Gobierno.

Choque

El gran choque en el 28 Congreso de la FSA, en el año 2000, tuvo lugar tras la desautorización del grupo parlamentario socialista al Gobierno de Álvarez Areces. Los debates en los congresos no son inocuos y resultan incompatibles con mayorías del 99%. En ningún sondeo que se hace en la sociedad existe una respuesta preferida por el 99% de los encuestados.

En los llamados partidos de gobierno (PSOE y PP) hay un tópico instalado consistente en primar al partido sobre el gobierno. Quien mejor lo expresó fue Álvarez-Cascos: «Prefiero partido sin Gobierno, que Gobierno sin partido» (junio 1998). Se refería al PP asturiano y al Ejecutivo de Sergio Marqués.

Opino justo lo contrario. Los partidos solo se hacen fuertes cuando están un tiempo largo en el poder. El mejor ejemplo de ello es la transformación experimentada por el PNV y CiU entre las primeras elecciones generales y el siglo XXI. Crecieron en cuadros, militantes y patrimonio inmobiliario. No hay un solo partido grande y sólido que aguante mucho tiempo sentado en los escaños de la oposición.

Los gobiernos cambian la dimensión de los partidos. La Administración que gestionan se convierte en un vivero de cuadros y las subvenciones hacen más tupida la red de simpatizantes.

En la presentación del 33 Congreso de la FSA se puso el acento en la renovación de los órganos de dirección, ampliando la presencia de mujeres y jóvenes. Es una cuestión interna de escaso interés para la sociedad. Al convertirse en un propósito prioritario evidencia que el congreso no tenía como finalidad abordar los grandes temas del momento.

Asturianista

Adrián Barbón declaró ante los delegados que la FSA es el partido asturianista por excelencia. La etiqueta de asturianista es muy precisa y hasta ahora fue enseña de partidos nacionalistas o regionalistas. Todo ello se produce al mes de fracasar la operación parlamentaria para hacer de Asturias un territorio trilingüe. En las últimas semanas, hablé o entrevisté a tres destacadísimos dirigentes socialistas, con un currículo en las instituciones que no tiene nadie en la Junta General del Principado. Pues bien, los tres se mostraron contrarios a la oficialidad del bable. Se perdió una gran ocasión, en el plenario del congreso, para hablar sobre el asunto más controvertido del mandato.

El otro objetivo expuesto en la primera jornada fue la necesidad de ganar peso político en la nueva dirección de la FSA.

Es una aspiración que siempre debe estar presente en cualquier partido. Probablemente la cercanía de las elecciones la haga más importante. No obstante, de cara a los comicios el gran activo está formado por la gestión del Gobierno autonómico y los gobiernos municipales. Pueden los militantes vocear la labor del Ejecutivo, pero la transmisión del mensaje corresponde a los gobernantes.

Si las urnas le otorgan un segundo mandato a Adrián Barbón, creo que es más importante aumentar el peso político del Gobierno. Contar con un vicepresidente sólido y experto no significa que se deba rebajar el listón de la exigencia para el resto.

El 33 Congreso de la FSA se celebra en un clima de unidad, tras haber conseguido el socialismo asturiano dos logros muy importantes en los últimos años: rehacerse del voto perdido con la aparición de Cascos (en las elecciones de 2011, Foro fue el partido más votado entre los menores de 30 años) y recuperar el voto de izquierda que se había ido a Podemos. Los resultados electorales han permitido un cambio generacional, jubilando a los Gutiérrez, Fernández y adláteres. Los veinte escaños logrados en 2019 por la candidatura encabezada por Barbón le ponen en línea con los registros históricos del partido.

Rusia

Sólo con un voto mayoritario se puede replantear la transcendente cuestión de las alianzas (otro asunto que se debería tratar en el Congreso). La invasión de Ucrania lo altera todo. La prueba más clara es la rápida respuesta de Pedro Sánchez al respaldar el nuevo estatus del Sáhara diseñado por Marruecos. El realineamiento con el bloque de los países democráticos occidentales, y sus aliados, no permite ambigüedades ni frivolidades.

Hacer política sobre la base de acuerdos estratégicos con partidos que tienen nostalgia del colectivismo ruso nos aísla en la esfera internacional.

La complicidad con Putin supone saltar una línea roja. El Principado no será una excepción.

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por JUAN NEIRA

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