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Juan Neira

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EL DECLIVE NO ES SOLO RURAL

El pasado año la población de Asturias se redujo en un 0,7%. El mayor descenso porcentual de todas las comunidades autónomas. Perdimos 7.293 habitantes, el segundo mayor decremento en términos absolutos, por detrás de Castilla y León, que tiene más del doble de población. No hay novedad. Seguimos avanzando por la senda del declive demográfico. Año tras año, sin excepciones. En España hubo un 0,1% de aumento de habitantes. Más allá de que a escala nacional se crezca una décima y Asturias baje siete, hay que subrayar que el número de extranjeros sea en España del 11,6% y en nuestra región se quede en el 4,5%.

El declive asturiano tiene dos componentes principales: bajísima tasa de natalidad y escasa llegada de inmigrantes. La natalidad no tiene estímulos reales y los foráneos no encuentran trabajo para echar raíces en esta tierra. A partir de ahí la estructura poblacional se distorsiona. En los últimos veintitrés años se perdieron 70.000 habitantes, pero hay 140.000 jóvenes menos. La tercera edad crece, con 50.000 jubilados más, aunque la fuerza de trabajo cae en picado. Si tomamos como referencia el año 1998, de cuarenta años para abajo hay 186.000 asturianos menos. Los mismos montes, playas o ciudades, pero una geografía humana radicalmente distinta. Somos pocos, pero entrados en años. La región con más arrugas. La natalidad es muy baja y no viene gente foránea a mezclarse con los lugareños. Estamos en un círculo vicioso, ya que sin capital humano no se ubican las empresas y sin ofertas de trabajo no captamos inmigrantes. Repitamos una vez más que el declive demográfico es el mayor problema de Asturias.

En la actual legislatura autonómica es la primera vez que se discute de verdad del problema, tanto en las instituciones como en la calle. Se creó la figura del comisionado para el Reto Demográfico. Desde la sociedad civil levantaron la voz personalidades con un pasado político relevante, poniendo el énfasis en el despoblamiento del medio rural. En un tercio del territorio asturiano viven menos de 19.000 personas. Un desierto sin arena. Las tímidas políticas públicas van todas dirigidas al campo que se despuebla. Ahora bien, el declive demográfico asturiano supera con mucho el problema de la zona rural. La decadencia abarca a toda la comunidad. Es más, la única forma de evitar una región-asilo es actuando sobre la natalidad y el trabajo, dos variables que dependen, sobre todo, de lo que ocurra en la zona urbana. No disponemos de tiempo para equivocaciones.

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por JUAN NEIRA

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