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Juan Neira

LARGO DE CAFE

DIVERSIFICAR EL TRÁFICO

Está en plena construcción un tercer carril para la autopista ‘Y’ (A-66). Las infraestructuras de transporte, particularmente autovías y autopistas, siempre despertaron expectación en Asturias. Acostumbrados a carreteras de cruce, llenas de curvas, las vías de doble calzada con curvas abiertas que se conducen como si fueran rectas supusieron un avance cualitativo que fue mucho más allá de un ahorro de tiempo. Para darnos una idea de ello baste recordar que cuando se estrenó la ronda de Gijón un ministro dijo que era un gran paso para la integración en Europa. Durante la década de los años noventa del siglo pasado y la primera del actual, las autovías representaban para los asturianos progreso y creación de empleo. Se veían como la herramienta que nos incorporaba al crecimiento económico de las regiones más avanzadas. La vuelta al nivel que teníamos cuando España dependía del carbón. Las vías de doble calzada tomaban el relevo del gran pasado energético e industrial de la región.

Pese a todo lo anterior, el tercer carril de la ‘Y’ nunca despertó entusiasmo. Cuando se anunció la actuación, la opinión pública estaba pendiente de infraestructuras más importantes, como la autovía del Cantábrico, la autovía minera o la autovía del interior (Oviedo-La Espina). La A-66 ya se utilizaba sin problemas desde febrero de 1976. El tercer carril era una mejora, sin más. A todo ello hay que añadir que el tercer carril ya se había ejecutado en el tramo más delicado de la autopista, donde se salva el desnivel entre Gijón y Avilés con Oviedo (más de 200 metros). El caso es que el proyecto del nuevo carril quedó archivado en el Ministerio de Transportes y cada cierto tiempo los altos funcionarios lo rescataban. Este es un asunto muy curioso, los gobiernos relativizaban la obra, pero el funcionariado la ponía encima de la mesa. En la actualidad se ejecuta un tramo de 4,3 kilómetros, que supone una inversión de 24,7 millones de euros. Se prevé finalizarlo en dieciséis meses.

Hay muchos estudios sobre esta actuación, no en vano afecta a un tramo de la autopista que soporta el paso de 55.000 coches diarios. Soy escéptico sobre la influencia que tenga en la fluidez del tráfico. Cuando los coches que procedan de Gijón y Avilés lleguen a Oviedo se formarán las mismas colas que ahora. Si la capital no tiene más entradas, la capacidad para absorber el tráfico será la misma. O peor, porque al pasar de tres carriles a dos se complica la tarea a los conductores. Potenciar la AS-II sería más beneficioso.

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por JUAN NEIRA

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