Las propuestas del Principado para estimular la natalidad (facilidades para la adopción, acceso a los programas de fertilidad, puesta en vigor de un cheque-bebé de mil euros) fueron mal recibidas por PP, Ciudadanos, IU y Podemos. ¿Cómo unas medidas tan sencillas de entender y fáciles de aplicar despiertan un rechazo tan significativo (21 escaños)? Sólo se me ocurre una explicación. Los cuatro grupos citados, con dispar ideología, coinciden en un error: no creen que el declive demográfico sea el mayor problema de la región. Por eso critican o desprecian las propuestas.
Las dos primeras (fertilidad, adopción) resultan obvias. ¿Hay alguien que no conozca mujeres de más de cuarenta años que quieran ser madres? ¿No merecen ayuda? ¿Se debe dar todo el apoyo de la ciencia a personas que quieren cambiar de sexo, pero no a mujeres que tienen el íntimo deseo de ser madres? En cuanto a la pretensión de la adopción, reconozcamos que hay muchas parejas que pusieron todo de su parte, pero sucumbieron ante una cadena interminable de obstáculos nacionales e internacionales.
Vamos con el cheque-bebé. En una época en que se aprueban en el Parlamento subvenciones y planes de rescate de forma unánime, los grupos citados se desentienden del cheque-bebé. Para unos es una muestra de populismo o «neoliberalismo económico» (doña Sofía todavía no se ha enterado de que el neoliberalismo es enemigo de las subvenciones de carácter social. A ver si se lo explica Echenique). En cuanto al centro-derecha, acaba de descubrir la pólvora. Reyes Hurlé (PP) y Susana Fernández (Ciudadanos) dicen al unísono que la solución para la natalidad está en «crear empleo». Claro que sí. Un empleo de calidad, ecológico y sostenible es la fórmula perfecta para la paternidad, pero cuando el sueldo es bajo, el chequé bebé es un estímulo, como la guardería, la ayuda de los abuelos, etc. Fernández dice que nadie tiene un hijo por mil euros, pero en 2008, el cheque-bebé de Zapatero elevó por encima de 8.000 los nacimientos en Asturias. En todo el siglo XXI no hubo nada igual. A Hurlé no le gusta el chequé bebé de Barbón, porque es de mil euros, pero opinaría distinto si fuese como el de Madrid: 500 euros mensuales durante dos años. En total, 12.000 euros. Si le entendí bien, el plan consiste en convertirnos primero en una sociedad rica y, luego, sin prisa, dedicamos recursos a la natalidad. Entre tanto sinsentido, sólo Vox y Foro aportan sentido común al apoyar unas medidas que atacan el declive demográfico.