Inician 4.407 alumnos asturianos la prueba de Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad (EBAU). Un examen que abre a los jóvenes la puerta a los estudios superiores. Ahora que la caza es una práctica social residual, la EBAU mantiene las características del rito de paso al marcar la transición de la minoría de edad a la sociedad adulta. En las familias se vive con orgullo la salida del hijo de casa a enfrentarse con la EBAU. Antes también había temor (como cuando salía solo a cazar al jabalí), ahora solo orgullo. Razones hay para ello.
Con Isabel Celaá de ministra de Educación la prueba ha ganado en flexibilidad. Como la palabra es polisémica, digamos que la flexibilidad se relaciona en este caso con opcionalidad. Dicho más claro: el alumno puede elegir. Con este giro introducido por Celaá, la EBAU proporciona, aún, más satisfacciones que antes. Hago mal en echarle la culpa a la exministra, porque todas las fuerzas que convergen en la prueba coinciden en tener como finalidad la producción del número máximo de aprobados. En datos nacionales, en los dos últimos cursos los sobresalientes han aumentado un 82%.
El primer empujón para traspasar el umbral de la puerta de la Universidad se da en los institutos. La nota del Bachillerato tiene un valor del 60% para medir la aptitud del alumno. Se infla la nota para que al hacer la media con la prueba de la EBAU se obtenga más de un cinco. Quizás sea por nuestro inveterado grandonismo, pero los asturianos vamos en cabeza. De las notas de los institutos sale un 33% de sobresalientes. De cada tres estudiantes, uno es del grupo de excelencia. Únicamente Murcia tiene unos alumnos tan aventajados como nosotros. Apenas hay alumnos vulgares o mediocres: sólo un 1% de los bachilleres asturianos tienen de media un cinco o un seis. También aquí nos acompaña Murcia, junto con Andalucía, Canarias y Aragón. En la prueba de la EBAU los asturianos somos los que más progresamos. Desde 2015 hasta hoy los aprobados aumentaron en un 46%. ¿A qué se debe esta mejoría tan espectacular?
Padres y alumnos quieren notas altas para poder elegir carrera. El profesorado entendió el mensaje que se manda desde el Ministerio de Educación y desde las consejerías: ni suspensos ni repetidores. Para que no haya dudas, ahora pueden ir a la EBAU con una asignatura pendiente. Todos los agentes colaboran al engaño colectivo. El pasado año hubo un 96,4% de aprobados. Yo creo que esta vez se establecerá un nuevo récord porque llegan mejor preparados que nunca.