Saltó la noticia sobre el sorprendente cambio en la gestión del transporte de viajeropor carretera, retirándose el Estado de todas las líneas que no sean interprovincies, y hoy le el Principado diciendo que no pasa nada. Que a Asturias no le afecta. El Estado abandona la mayoría de los servicios, pero el Gobierno regional afirma que en nuestro caso no implicará «cambio alguno». El repliegue del Estado es un hecho: de estar presente en 79 corredores pasará a 22, de gestionar 966 líneas se quedará con 510 y de tener una red estatal con parada en 1.912 municipios (la cuarta parte de los ayuntamientos españoles), pasará a detenerse en 495. A las comunidades autónomas les tocará ocupar el vacío que deja el Ministerio de Transportes. No hay que preocuparse. En Asturias hay 109 rutas que quedarán en manos del Principado sin solución de continuidad. Pura armonía.
El propio Ejecutivo regional desvela la razón: «Se debe al esfuerzo que llevamos realizando en los últimos años para que los tráficos internos de nuestra región no dependan de las líneas estatales». El Principado, con una capacidad de anticipación más propia de videntes que de políticos, previó el repliegue del Ministerio de Transportes y acrecentó el autogobierno poniendo bajo su manto el mapa de concesiones de transporte de viajeros por carretera. Hasta ayer no había dicho ni una palabra y ahora ya está todo controlado.
Se me ocurrió mirar al oeste y me encontré con Galicia. El Ministerio de Transportes suprime 23 paradas que afectan a concejos donde viven 136.000 gallegos. Altos cargos ministeriales dieron una rueda de prensa: «Todo es negociable, nuestro objetivo no es fastidiar a nadie»; «el objetivo es reducir en un 75% el número de paradas en todo el país»; «estamos dispuestos a hablar con los municipios, pero ese debate tiene que darse antes en cada comunidad autónoma». Defendieron el modelo de ‘hub’ (puntos nodales), porque es el más eficiente en el resto de Europa. Para llegar a esos puntos nodales no descartan contratar microbuses o taxis. La Xunta lo tiene claro: «Un sinsentido, un despropósito, un auténtico disparate que causará complicaciones a los ciudadanos». Al otro lado del río Eo, el Ministerio de Transportes da explicaciones, abre el debate y ofrece negociación. La Xunta ve gravosa la retirada del Estado. En Asturias ni información, ni debate ni negociación. Se da la espalda a la opinión pública, con la disculpa de que todo está de sobresaliente. Como los chicos de la EBAU.