Los portavoces parlamentarios de Podemos e IU dieron una rueda de prensa que podríamos calificar de extraña, si no fuera porque en la Cámara asturiana pasan cosas raras todos los meses. Rafael Palacios y Ángela Vallina convocaron a los medios para quejarse de que Adrián Barbón manifieste sus dudas sobre la posibilidad de aprobar los presupuestos de 2023. Según ellos Barbón da la espalda a las fuerzas de la izquierda. Vallina se mostró ofendida porque IU siempre apoyó las cuentas del Gobierno. Lo más llamativo de la rueda de prensa estuvo en lo que dicen que se esconde detrás del «derrotismo de Barbón»: el pacto con la derecha para aprobar leyes en tiempo de descuento de la legislatura. La traición del PSOE pactando con la derecha es un clásico en el imaginario colectivo de la izquierda radical. Aportaron dos razones para justificar el pacto de los socialistas con la derecha: no exige nada al Gobierno a cambio del respaldo y, además, la derecha y el PSOE tienen los mismos intereses. En definitiva, una suma de tópicos y un cierto caos mental.
Las declaraciones de Barbón sobre la dificultad de sacar adelante los presupuestos me parecieron extemporáneas, porque en la rutina parlamentaria asturiana no está discutir sobre las cuentas en el mes de junio, cuando no hay escrito ni un primer apunte del borrador del proyecto de presupuestos. Tampoco entendí su apelación al clima electoral que crea la oposición, cuando su actividad y declaraciones en lo que va de semana tienen un aroma electoral inequívoco. Por cierto, hace muy bien, porque tras la debacle de la izquierda en Andalucía los socialistas no pueden permitirse el lujo de perder tiempo. Ahora bien, de todo lo anterior no se colige ningún desprecio hacia Podemos e IU ni una entente oculta con la derecha. ¿Qué hay detrás de tanta sobreactuación?
Para descifrarlo hay que partir del varapalo electoral del pasado domingo. La izquierda radical salió muy mal parada y todos los analistas coincidieron en decir que la desunión en dos candidaturas amplificó el descalabro. Hasta esta semana, la perspectiva para las elecciones autonómicas en Asturias era la de concurrir en dos listas. Visto lo sucedido en el sur, se impone la rectificación y la rueda de prensa conjunta es un primer paso. Barbón y el presupuesto pasaban por allí. La frase del día corrió a cargo de Rafael Palacios: «La FSA vuelve a agarrar el violín con la izquierda pero siempre lo toca con la derecha». Hasta el violinista más radical coge el arco con la derecha.