Desde hace nueve años el Consejo Social de la Universidad de Oviedo realiza un informe sobre el aprovechamiento académico de los alumnos. Les preocupa a los consejeros la alta tasa de suspensos en determinadas asignaturas. Consideran problemática la situación creada en las materias con menos de un 40% de aprobados. Desde que fijaron la mirada en esa cuestión la evolución de los aprobados fue sorprendentemente positiva. En tan solo cinco años se pasó de 145 asignaturas con un 60% o más de suspensos a tan solo 36. En cuanto transcurra otro lustro, todas las asignaturas tendrán ya un porcentaje alto de aprobados. ¿Cómo se explica este cambio?
Con una simple mirada superficial basta. En el estudio, la metodología que utiliza el Consejo Social es tendenciosa, al hablar de «asignaturas con menor tasa de rendimiento». Para los consejeros, los que tienen que rendir no son los alumnos, sino la materia. Al hablar de las asignaturas que acumulan más suspensos, curso tras curso, hablan de asignaturas «reincidentes». No hay alumnos repetidores, sino disciplinas potencialmente delincuentes. Al explicar las causas, se refieren a la falta de funcionalidad de la prueba de acceso a la Universidad (EBAU), la inadecuada orientación profesional que reciben los estudiantes antes de llegar a la Universidad y el plan de estudios del Bachillerato que está excesivamente enfocado hacia la EBAU. Estas consideraciones no ocultan la finalidad de los informes del Consejo Social: instruir al profesorado sobre la necesidad de elevar el porcentaje de aprobados. Los datos indican que lo están logrando, porque los héroes en ningún sitio abundan y entre el funcionariado constituyen una rara avis.
El Consejo Social pide que se eleve el nivel de exigencia de la EBAU para que los alumnos lleguen con más conocimientos, pero una vez que están dentro de la institución académica quiere que los profesores sean más comprensivos y haya menos abandonos y todo fluya hacia la excelencia. Los datos indican que ya se ha llegado al nivel de irrealidad de las etapas escolares, ya que el 90% de los universitarios que se examinan de una materia la aprueban. Un porcentaje que jamás existió en las universidades españolas, aunque ahora se está en vías de elevar al presionar a los profesores para que no haya «asignaturas reincidentes». Protestan contra la actual EBAU, donde hay un 96,6% de aprobados, y ellos ya andan por el 90%. La fórmula sirve para todas las edades: tolerancia con la ignorancia.