Las cifras tumban los discursos. La aprobación del presupuesto del Principado para este año fue acompañada de loas sobre el incremento de la inversión. Como el gasto social se mantenía en los porcentajes acostumbrados (66% o 67%), el aspecto novedoso estaba en la inversión productiva que tenía anotados 266 millones de euros. El doble que en 2020 (135 millones). Pues bien, en el primer cuatrimestre sólo se gastó el 3% de la citada cantidad. Si la ejecución presupuestaria siguiera a ese ritmo, al finalizar el ejercicio se habría ejecutado el 9% de la cantidad aprobada. En los últimos cuatro años solo se llegó a consumir el 8,5% de la inversión en el primer cuatrimestre, pero nunca se había gastado un porcentaje tan raquítico como en esta ocasión.
Los gobiernos se amparan en la burocracia para justifica la baja ejecución presupuestaria. Los procedimientos administrativos se fueron haciendo cada vez más barrocos y se prolonga el tiempo necesario para autorizar el gasto de las partidas aprobadas. Se da la paradoja de que cuanto más funcionarios hay más se tarda en gastar el presupuesto. Todo eso es cierto, pero es labor de los gobiernos solucionarlo. Los ciudadanos comprueban cómo cualquier deuda con la Administración se ejecuta sin miramientos, mientras que esa misma Administración no hace otras tareas con la misma diligencia.
El Principado, al igual que el resto de comunidades autónomas y la Hacienda del Estado, está haciendo el agosto con la inflación. Ingresan más dinero que nunca, cuando el consumo de las familias cae en picado. No hay ningún agente económico que salga tan favorecido por la subida de precios como la Administración pública. En el primer cuatrimestre, el Principado ingresó un 9% más que en 2021. La bajada del déficit del Estado, pese a tener el gasto disparado, se debe únicamente a los ingresos extra que proporciona la inflación. Si una tasa tributaria es, por ejemplo, del 10%, es distinto que se aplique a un bien que tenga un precio de 1.000 o de 1.500 euros. Elemental. Debido a ello, el Principado obtuvo en el cuarto trimestre un superávit de 123 millones. Un significativo enjuague que procede de maximizar los ingresos y minimizar la inversión. Ahora no puede decir que no tiene dinero para esto o lo otro, porque obtiene más recursos que nunca de ciudadanos y empresas. En la Junta General del Principado se debería discutir de la sequía de las inversiones y el récord de liquidez de la Hacienda autonómica. A ver si alguien se anima a hablar de cosas reales.