Las nuevas bonificaciones del peaje del Huerna están metidas en el círculo vicioso del cuento de la Buena Pipa. Al parecer se acordaron a finales del pasado año, pero no se aplican porque todos los que tienen que dar el visto bueno al acuerdo todavía no lo han hecho. Dado que estamos hablando de organismos del Estado, se supone que está en manos del Ministerio de Transportes acelerar el proceso. No es un asunto aislado, al contrario, se está convirtiendo en norma que los gobiernos, estatal y autonómico, echen la culpa de los retrasos a la burocracia y se laven las manos. La burocracia es un muro contra el que chocan los ciudadanos porque están al otro lado de la ventanilla, pero los gobiernos son los jefes de los funcionarios que marean la perdiz. Es lo mismo echar la culpa a la burocracia que endosar la responsabilidad al Gobierno. Tres millones de euros hay preparados para aliviar los pagos de asturianos y castellanos, pero todavía no se sabe cuándo se podrán verificar.
Este asunto del peaje del Huerna deja mal cuerpo cada vez que se piensa en él. Hace un año, el Principado estaba convencido de que el Ministerio de Transportes daría el mismo trato a la AP-66 (autopista del Huerna) que a la AP-9 (Ferrol-Tui). Son dos autopistas de primera generación que sufrieron los cambalaches entre gobiernos y constructoras, prolongándose el peaje treinta años sin ninguna justificación. En el caso asturiano gobernaba Aznar. La Comisión Europea acaba de iniciar la vía judicial contra las tres prórrogas realizadas en la vía gallega. Las tres aprobadas con gobiernos de distinto color (UCD, PSOE y PP). El peaje del Huerna, por analogía, ya está también en el punto de mira de Bruselas.
En Galicia, un diputado independentista del BNG arrancó a Pedro Sánchez, durante la sesión de investidura, una fuerte subvención que supone la eliminación del peaje para los usuarios. El Principado se acogió a la similitud entre las dos vías y levantó unas esperanzas que al empezar a negociar con el Ministerio de Transportes se vinieron abajo. En el Huerna, camiones y autobuses pasarán de tener una bonificación del 30% al 40%. La subvención para los turismos será del 50%, pero a partir del tercer paso al mes. En definitiva, una pequeña ayuda como corresponde a una subvención de tres millones de euros, mientras que entre Tui y Ferrol la bonificación es de 37 millones. Me cuesta imaginar qué argumento pudo utilizar la ministra Raquel Sánchez para justificar el distinto trato entre Galicia y Asturias.