En una visita con Miguel Ángel Revilla a los Picos de Europa, el presidente del Principado se refirió a varios asuntos de la actualidad, empezando por la salida de Adriana Lastra de la dirección federal del PSOE. Adrián Barbón la calificó de figura «irremplazable» para el conjunto del socialismo español. Considera que todo el mundo la valora por su «gran labor no solo como vicesecretaria general, sino como portavoz del grupo parlamentario». No ve ningún motivo político detrás de la dimisión de Lastra y explica que los médicos le recomendaron «tranquilidad plena, desconexión absoluta y reposo total».
Difícilmente puede ser objetivo Adrián Barbón juzgando a Adriana Lastra, porque probablemente no haya otro militante del PSOE hacia el que se sienta tan unido. Ambos tienen 43 años y estuvieron en muchas batallas juntos, hombro con hombro. Adriana Lastra fue la primera en mostrar en Asturias un discurso alternativo al de Javier Fernández y en apoyar a Pedro Sánchez frente a la mayoría del socialismo asturiano. Los seguidores de Pedro Sánchez rompieron con el statu quo del socialismo asturiano y, posteriormente, lograron el apoyo mayoritario de las bases del partido. En ese camino acompañó Adrián Barbón a Lastra. Cuando hubo que proponer un candidato para liderar el partido en Asturias, Adriana Lastra eligió al dirigente en el que tenía más confianza. Desde la cercanía humana y la experiencia política compartida es lógico que Barbón haga un rotundo elogio de la exvicesecretaria general. En un momento tan duro como es el de la dimisión, Barbón otorga la más alta de las calificaciones a Lastra. Cualquier otra valoración resultaría impensable.
La trayectoria de los políticos nunca es lineal. Hay avances y retrocesos, luces y sombras. Adriana Lastra tenía un importante apoyo en su organización, pero en el debate político no le faltaron críticas. Es casi imposible disociar la dimisión de la controversia abierta tras los resultados electorales en Andalucía y de las tensiones en la dirección del partido y con el Ministerio de Presidencia. Todo esto es muy conocido. Hasta tal punto es así que en el relato en los medios de comunicación apenas se aprecian matices. La dimisión de la vicesecretaria general muestra la corta vida que tienen en el poder los más estrechos colaboradores de Sánchez. Hace un año le tocó el turno a Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo. Quedan ya todos advertidos, incluido Félix Bolaños.
Para Pedro Sánchez, ninguno es irremplazable.