La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 estuvo unas horas en Asturias reuniéndose con distintos colectivos. A lo largo de la jornada evitó varias veces a la prensa por estar enferma, indispuesta o algo de ese tenor. No obstante los problemas de salud no fueron óbice para mantener su agenda de trabajo. Es la primera vez que Ione Belarra, secretaria general de Podemos, se acerca a nuestra región desde que se celebraron las elecciones primarias que produjeron un vuelco en la organización asturiana del partido morado, gracias a la intervención de la dirección estatal, que dirige la propia Belarra. La jefa de Podemos hizo varios comentarios elogiosos sobre Sofía Castañón, nueva lideresa de la organización asturiana: «Está demostrando lo mejor de nuestro proyecto», «el esfuerzo de Sofía Castañón merece el reconocimiento de toda la organización». ¿Podría Belarra explicar a qué se refiere en concreto?
Cualquier que haya seguido la trayectoria de Podemos en Asturias habrá podido observar que pasó de ser un partido con gran penetración en el tejido social y un porcentaje de voto similar al del PP a convertirse en unas siglas intranscendentes que en cada cita electoral sacan menos votos que en la anterior y pierden afiliación a chorros. Lo más reseñable que ocurrió desde que Castañón se hizo con el poder interno y hubo cambio de portavoz parlamentario, es que Podemos opera en las instituciones autonómicas como un grupo netamente nacionalista, dispuesto a conceder a la derecha la bajada de impuestos, si a cambio puede hacer del eo-naviego (y del bable) lengua oficial. Un grupo que quiere hacer la revolución para que Asturias tenga tres lenguas oficiales. Cambiaron el plan de choque social, de las elecciones autonómicas de 2015, por el choque lingüístico. Ninguna meta los motiva más que el logro del sistema trilingüe. Esa fue la conclusión que sacaron los principales dirigentes de los otros partidos parlamentarios de la izquierda tras entrevistarse con los nuevos mandamases asturianos de Podemos: hay que ’emburriar’. A eso le llaman progreso.
La otra novedad es el expediente disciplinario como forma de resolver las diferencias en la organización. Los anteriores responsables ya están expedientados y la mayoría en el Consejo Ciudadano se logra con la creación artificial de círculos, como denuncia Daniel Ripa. ¿Lo mejor de nuestro proyecto, como dice Belarra? Es lamentable que una fuerza que despertó tantas ilusiones en la sociedad haya derivado en esto.