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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL OBJETIVO DE LA EBAU

La nueva EBAU (Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad) compite con los ERE andaluces, el veto al castellano en la escuela catalana y la inflación de dos cifras por hacerse el hueco más amplio en los medios. ¿Tiene realmente importancia cómo será la prueba para acceder a los estudios universitarios? La educación, en general, ha adquirido mayor importancia en el siglo XXI porque el factor que va a marcar la diferencia entre países no es otro que la cualificación de la mano de obra.

De la crisis de las hipotecas ‘subprime’ (2008-2014) se sacó la conclusión de que era necesario cambiar de modelo productivo, liderado hasta entonces por el sector de la construcción y el turismo.

Hubo un amplio consenso sobre la prioridad de reformar la educación, como premisa obligada para dotarnos de un nuevo modelo de producción. Por eso es necesario discutir sobre leyes educativas, planes de estudio, pruebas de acceso o modelos de evaluación, ya que de ellos depende el futuro de España.

La EBAU tiene en la actualidad una importancia relativa, ya que a diferencia de lo que ocurría en otras épocas con las pruebas de acceso a la universidad, solo cuenta un 40% en la nota de la selectividad. El 60% restante depende del expediente del alumno en el Bachillerato.

Desde las universidades se pide una prueba común para todos los alumnos en España, sin cuestionar el papel preponderante que tienen las calificaciones del Bachillerato que dependen en buena medida del centro concreto donde cursaron los alumnos los estudios. El acceso a la universidad es desigual desde la raíz.

Reformas

La reforma de la EBAU es el último eslabón (por ahora) de una cadena iniciada con la LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la LOE) y seguida por los decretos que regulan los currículos de las enseñanzas obligatorias y el Bachillerato. Hay una total coherencia entre las tres reformas.

El elemento común es facilitar las titulaciones de los alumnos. Para ello es preciso que en los cursos de cualquier etapa educativa el alumnado roce el aprobado general. La LOMLOE llega al extremo de extender títulos a alumnos con asignaturas pendientes.

En el caso de la EBAU la reforma llega cuando en Asturias ya estaba casi conseguido el objetivo del aprobado general con el 96,67% de aprobados.

El nuevo modelo va a simplificar los obstáculos al reducir las pruebas (se eliminan los exámenes de Historia de España e Historia de la Filosofía) e implantar una prueba de ‘madurez’, que representará el 75% de la calificación de la EBAU.

La tal prueba consiste en extraer de una serie de materiales (gráficas, textos, tablas, infografías) que les pasan a los alumnos, un conjunto de relaciones y conclusiones. Al presentar la reforma de la EBAU, la ministra, Pilar Alegría, y su equipo tuvieron interés en aclarar que se valorará la capacidad de interrelacionar los datos, dejando a un lado los conocimientos teóricos.

Mantra

Tanto la LOMLOE como los currículos de las distintas etapas educativas y la nueva EBAU fueron introducidos con un mismo mantra: vamos a pasar de una educación de contenidos a otra de competencias.

El objetivo de fondo es la maximización de los aprobados; la tarea queda allanada si se diluyen los contenidos y nos centramos en aplicaciones sin base teórica.

En efecto, es esencial saber aplicar los contenidos de las materias, porque en caso contrario la educación no aportaría valor añadido a la sociedad, pero para ser competente hay que contar con un mínimo bagaje teórico.

El objetivo del aprobado general nació de la exigencia europea de reducir el fracaso escolar. Era el talón de Aquiles de la educación española, pero en los últimos diez años se redujo a la mitad: del 26,3% al 13,3%. No solo hubo un progreso sorprendente en la lucha contra el fracaso escolar, sino que en titulaciones universitarias nos colocamos en unos pocos años muy por encima de la media europea: el 48,7% de los jóvenes entre los 25 y los 34 años tienen titulación universitaria; en la UE no superan el 40,5%.

Para el Ministerio de Educación todo marcha en la dirección correcta, aunque la mejoría artificial en las calificaciones traiga consigo el efecto perverso de degradar el crédito de los títulos.

Ninguna enseñanza queda al margen del proceso de no dejar alumnos sin titulación. La nueva Ley de Formación Profesional, presentada por Pedro Sánchez en Gijón bajo el lema de ‘es una apuesta de país’, tiene como principal objetivo dar en cuatro años títulos a los más de tres millones de españoles que trabajan sin él. En la norma se plantea un sistema de acreditación de competencias que habilita fontaneros, soldadores o peluqueros en un tiempo récord.

Exámenes

La consigna del aprobado general ha penetrado en la propia Universidad de Oviedo, donde el Consejo Social investiga las pocas asignaturas, las llaman ‘asignaturas críticas’, donde todavía hay más suspensos que aprobados. El avance para generalizar la titulación es muy rápido, con un 90% de aprobados, de media, en los exámenes de la Universidad de Oviedo.

En el proceso de extender las titulaciones el elemento nodal está en la evaluación de los saberes o de las competencias. Dicho más claramente, en los exámenes. Facilita la tarea la reducción y degradación de contenidos, pero la clave está en la evaluación. Sin convertir los exámenes en una parodia el proceso no logra sus últimos objetivos. De ahí la madurez de la EBAU.

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por JUAN NEIRA

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