El inicio de agosto está marcado por las medidas de ahorro y eficiencia energética, con el aire acondicionado a partir de los 27º C y el aviso de poner tope a la calefacción a los 19 grados. La polémica acompaña a las medidas, entre las que destaca el apagado del alumbrado público y los escaparates a las diez de la noche. Ayuso avisa: «Madrid no se apaga». Sánchez responde: «La ley se cumple». Antes de que cayera el Muro, la mayor diferencia entre el Berlín occidental y el oriental estaba, durante la noche, en la intensidad lumínica. La Ku’damm encendida como un estadio de fútbol en partido nocturno, con anuncios luminosos de todo tipo haciendo guiños a los viandantes y, al otro lado, la severidad del urbanismo soviético, con grandes bloques apagados, y algún local con la persiana a medio levantar ante el que hacían cola anónimos demandantes de alcohol. Una ciudad con dos caras. No es un asunto banal dejar las urbes a oscuras a las diez de la noche, sobre todo cuando estamos en el agosto del turismo. Si no hay otro remedio habrá que hacerlo, pero que nadie piense que será a coste cero.
La propuesta de ahorro llega con la anécdota del uniforme oficial para hombres: camisa blanca sin corbata. Sánchez salió de esa guisa tras entrevistarse con el Rey y Bolaños acude a todos los sitios sin nudo en la garganta. Me sorprendió que nuestro presidente, Adrián Barbón, siempre al tanto de la última consigna, recibiera a la ministra de Sanidad, Carolina Darías, encorbatado. Bien pensado su atuendo llevaba un mensaje subliminal: Asturias, refugio climático. Ahora que ya no tenemos carbón a lo mejor nos sirve como rasgo diferencial.
El desenfado del verano no impide que haya que ponerse serios. El mes de julio, siempre tan propicio para el empleo, arrojó los peores datos de la historia en el mercado del trabajo. Se destruyeron más de siete mil puestos de trabajo y aumentó el paro. Si esto sucedió en julio qué no ocurrirá en otoño. Asturias es una de las pocas regiones que tiene datos positivos: bajó el paro (1.464 desempleados menos) y subió la afiliación la Seguridad Social (3.782). Se especula con que los datos nacionales del mercado de trabajo tengan que ver con la caída del consumo. Calviño se cura en salud: «Hay que prepararse para lo peor». Lo peor es la inflación desbocada que siempre trae consigo el desastre. En los últimos meses se han dicho muchas frivolidades sobre la inflación, pero llegará un momento en que habrá que optar entre atajar la subida de precios o mantener la alegría preelectoral.