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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ESQUIVAR LAS SOLUCIONES

La clase política asturiana es muy dada a referirse con palabras grandilocuentes a las grandes cuestiones (Estado del Bienestar, Medio Ambiente, Industria), pero se muestra escurridiza cuando toca abordar problemas concretos, como la incineradora para los residuos sólidos, el embalse de Caleao para el abastecimiento de aguas o la simple subestación eléctrica de la zona logística (ZALIA).

El embalse y la incineradora estaban en la agenda política en la primera década del siglo. Entonces ya se sabía que la ZALIA debía tener suministro eléctrico, pero de la subestación todavía no se hablaba.

La incineradora quedó descartada, fruto de la mala gestión y de la desidia, siendo sustituida por una serie de inversiones en sintonía con la filosofía del reciclaje. En el cambio de parecer influyó la crítica ecologista, que el Gobierno socialista no supo contrarrestar.

El Principado (socialista) y la Federación Socialista Asturiana decían que si no se invertía en una incineradora, el vertedero de Serín colmataría en 2015. Siete años más tarde el vertedero anda por la cuarta ampliación porque han descubierto que se puede almacenar hacia arriba, siguiendo las pautas arquitectónicas de la construcción de torres.

El asunto se expresa muy bien con cifras: recibieron 870.000 toneladas de residuos, el pasado año y 358.950 quedaron almacenadas en el vertedero. Las operaciones de reciclaje progresan, pero no son suficientes para procesar tanto residuo. En definitiva, el problema sigue sin solucionarse veinte años más tarde de haber encontrado la solución.

Embalse de Caleao

Con el abastecimiento de agua sucede algo parecido a lo que acontece con el tratamiento de residuos sólidos. Hace veinte años se sabía que la construcción de un embalse en las tierras del concejo de Caso acabaría con el peligro de desabastecimiento y la dolorosa consecuencia de cortes del suministro del agua durante varias horas al día.

En 1988 y 1989, dos años secos, en los que las lluvias disminuyeron en un tercio sobre la pluviosidad media anual, rondó el fantasma del desabastecimiento. El área central, con más del 80% de habitantes de la región, tenía como único suministrador el embalse de Tanes-Rioseco. Procedía construir la presa de Caleao para duplicar el volumen de agua embalsada. Estaban todos de acuerdo, pero el Principado no urgió al Gobierno central y este acabó por rechazar la construcción de la infraestructura.

En Asturias, cuando se fracasa en la solución de un problema, se deja de hablar de él durante unos años, para retomarlo luego como si fuera la primera vez que se abordara.

En 2020, en el intercambio de información entre administraciones, el Principado decía que el abastecimiento de agua estaba en una «situación crítica» por no haber construido el pantano de Caleao. La Confederación Hidrográfica del Norte (CHN) tenía una opinión distinta: el abastecimiento estaba asegurado, el problema prioritario era la calidad del agua.

Conducciones

El poderoso Ministerio de la Transición Ecológica le dio la razón al Principado y apoyó la ingeniosa alternativa asturiana de los «vasos comunicantes». Se renuncia a los embalses (Teresa Ribera no quiere oír hablar de ellos) y, a cambio, se hacen tres largas conducciones por toda la región que permiten llevar el agua hacia donde escasea. El invento se eleva hasta los 190 millones de euros y la primera conducción no estará terminada hasta 2028. Por cierto, los modestos depósitos que pedían algunos ayuntamientos (once), tampoco se construirán.

Cuando se intensifica el cambio climático me parece muy arriesgado decir que nuestros problemas no son de abastecimiento del agua, sino de gestión de la red. Cuando los meteorólogos anuncian que antes de 2030 habrá temperaturas de 50º en la Península, resulta dudoso que a nosotros nos basten, para todo tipo de consumos, los 37,5 hectómetros cúbicos del embalse Tanes-Rioseco.

En definitiva, que la opción de la presa de Caleao era más segura que los «vasos comunicantes» que propone el Principado. A ello hay que sumar el tiempo que llevará realizar la obra. Si se aplica el promedio de retrasos de las grandes infraestructuras asturianas el asunto de las tres conducciones, «arterias» (en la variante de Pajares también se discutía en clave de tres: tres «hilos») no quedará rematado hasta muy avanzada la siguiente década.

En el rechazo al embalse de Caleao también tuvo su papel la crítica ecologista. El hecho de que el parque natural de Redes (por donde discurre el río Caleao) fuera reconocido Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2001 tuvo importancia. Si tenemos una crisis severa de abastecimiento de agua igual adoptamos otro orden de prioridades.

No tengo espacio para contar el expediente de la subestación eléctrica, donde tienen un papel importante las zancadillas puestas desde la Consejería de Hacienda al mejor consejero de Infraestructuras que tuvo Asturias. Lo esencial es que un equipamiento de diez millones de euros, obligado para que la ZALIA tenga energía eléctrica, lleva siete años de retraso por la falta de entendimiento entre el Principado y el operador eléctrico. Ahora ya hay un plan concreto, pero todavía la ZALIA está a oscuras.

Vuelvo al agua. No descarto que si la política fracasa, católicos y ateos salgamos en rogativa pidiendo lluvia para una tierra que tiene el 12% de los recursos hídricos de España.

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por JUAN NEIRA

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