Pablo Álvarez-Pire, vicesecretario de comunicación del PP, ha realizado unas declaraciones sobre la actual situación en que se encuentra la organización asturiana prescindiendo de los hechos que conforman la realidad, enhebrando frases que parecen propias de otra época o de otro partido: «No hay barullu, el PP está unido e ilusionado»; confía en que a «la vuelta del verano» se fije el calendario de los congresos autonómicos pendientes de celebrar; «es el momento de hablar de los asturianos y no de los políticos»; ¿el equipo de Mallada se ha visto traicionado por Álvaro Queipo? «No, ni muchísimo menos». Pire considera que Mallada cuenta con el apoyo de la dirección nacional «porque es la presidenta y portavoz del grupo parlamentario».

El responsable de la comunicación del PP sabe que los principales dirigentes del partido (Tellado, Rollán) no consideran que la celebración del congreso sea una prioridad, porque han dicho que lo más urgente es buscar una persona que pueda liderar el PP con solvencia ante los retos que se avecinan (elecciones autonómicas y municipales). Ser presidente o portavoz no es una prueba de respaldo, porque la batuta del partido se la entregó Casado a Mallada (enero 2019). Las declaraciones de Tellado anuncian cualquier cosa menos la política del continuismo para el PP regional. Se está en vísperas de cambios que es muy probable que afecten al partido y a la candidatura electoral.

Pire sabe que realizó unas declaraciones carentes de sentido porque sus afirmaciones no tienen en cuenta lo dicho por los principales dirigentes de su partido a lo largo de esta semana. Su objetivo no es otro que tratar de aparentar normalidad y para ello nada mejor que repetir frases huecas como decir que el PP está centrado en ser «alternativa al Gobierno del PSOE» ¿En qué se puede ver el supuesto esfuerzo por ser alternativa? El PP nacional ha fijado como estrategia para llegar al poder en Asturias la convergencia de grupos y personalidades en torno al PP. No consta que la dirección regional haya dado un solo paso en esa dirección. Practicaron el inmovilismo con Ciudadanos, cuando no era muy difícil ganar voluntades en ese partido, despreciaron a Foro y evitaron a Vox (¿por temor?). Tras los malos resultados cosechados en todos los comicios autonómicos celebrados desde el año 2011, no se ha producido un cambio de discurso y estrategia que preludie el triunfo del centro-derecha. A día de hoy, la gran baza del PP asturiano se reduce al tirón de Núñez Feijóo.