Se reúne la dirección nacional del PP y sale Elías Bendodo, coordinador general del partido, contando a los medios que en septiembre se reanudarán los contactos con las organizaciones regionales que aún no han celebrado congreso (Asturias, Navarra, Cantabria, La Rioja) para fijar fecha. En definitiva, el congreso es la gran prioridad en esos territorios. Justo lo contrario de lo que había dicho Miguel Tellado, responsable de organización. Este último señaló como prioridad encontrar un líder para el PP asturiano. ¿Lo dicho por Bendodo rige para las otras tres comunidades autónomas y en el caso asturiano se sigue la pauta de Tellado? ¿Hay contradicción entre lo que dicen los dos dirigentes? ¿Quién manda más en el partido, Bendodo o Tellado? La jerarquía en los dos primeros escalones es clara: Feijóo, presidente; Gamarra, secretaria general. Lo habitual es que el número tres sea el responsable de Organización, pero ahora recuperaron en el PP la figura del coordinador general, que utilizó Aznar (Ángel Acebes), y está metido con calzador entre Gamarra y Tellado. Bendodo fue el hombre fuerte de Moreno Bonilla y Tellado de Feijóo. Tendrá que pasar un tiempo para ver cómo es la cohabitación de estos dos personajes en el aparato del partido. En un momento de máxima expectación en el PP asturiano, las declaraciones de ambos produjeron un cortocircuito. Nadie sabe a qué atenerse.

Al parecer el congreso lo van a convocar por el procedimiento de urgencia. Pese a las apariencias no consiste en hacerlo de una forma apresurada, sino que el orden del día no incluirá ponencia ideológica. Es decir no se discutirá de política. Bueno, de política ni de nada porque todo se reducirá a elegir al presidente y a la dirección regional. Feijóo quiere congresos de un solo candidato. Si las previsiones se cumplen, los miembros del cónclave refrendarán el nombre que les propongan.

Los congresos se han convertido en actos de publicitación del partido. Son ceremonias gestuales, con poca o nula sustancia política. Hace diez años, por ejemplo, no se discutía de política, pero se negociaba duramente la composición de las direcciones. En el caso de los socialistas era típico llegar a acuerdos al alba. Con Pedro Sánchez todo eso se ha acabado. En los congresos del PP nunca fueron aficionados al debate abierto y a la confrontación de candidaturas. La excepción fue el congreso que ganó Casado a Santamaría. Ahora bien, si todo se reduce a refrendar un nombre, mejor llamarlo de otra manera.