El Ministerio de Transportes lleva años trabajando sobre la idea de modificar la línea férrea entre Gijón y Oviedo para darle más capacidad y la posibilidad de hacer el trayecto en menos tiempo. Para hacernos una idea de la intensidad de tráfico que soporta, baste decir que entre las estaciones de Llamaquique (Oviedo) y Villabona circulan ciento cincuenta trenes a diario, la inmensa mayoría de ellos son de cercanías. La demanda ha ido en aumento con el paso del tiempo y, ahora, estamos a punto de entrar en un nuevo escenario al abrirse al tráfico la variante de Pajares. Los turistas que irán en los convoyes de alta velocidad serán muchos más de los que viajan en trenes convencionales. La vía entre Oviedo y Gijón se saturará entre cercanías, media distancia y largo recorrido. No quiero pensar lo que sucederá con la fabulosa oferta de Pedro Sánchez de tren gratis.
Los trabajos del Ministerio para mejorar la línea están prácticamente acabados. El Ministerio pagó ya el 90% de los estudios realizados. Desde el mes de febrero se encuentra el proceso detenido y los papeles aparcados en vía muerta. La razón oficial es que «hay que finalizar la coordinación con las administraciones afectadas». Traducido, el Principado no ve bien las propuestas del Ministerio y pide tiempo para modificarlas. Están de acuerdo en que la alternativa del Ministerio aumenta la capacidad de la línea y mejora los tiempos de viaje, pero no les convence porque la vía pasa en Llanera por terrenos de alto valor agrícola y hay algunas casas dispersas de reciente construcción.
El Principado no está dispuesto a que el ferrocarril gane en operatividad a cambio de que destroce terrenos de alto valor. Debe ser la primera vez que el Ministerio de Transportes ve detenido o modificado un proyecto que afecta a todo tipo de trenes, de viajeros y mercancías, de cerca y de lejos, para sortear chalés y vacas. Los argumentos de la Consejería de Cohesión Territorial y Medio Rural son de una sensibilidad exquisita, a la que no estábamos acostumbrados por estos pagos. Aquí se ha expropiado y afectado propiedades de todo el mundo, por un precio irrisorio. Dudo que la Consejería haya hecho un análisis en términos de coste de oportunidad. Entonces comprobaría que detener el tren es una alternativa demasiado cara para lograr el menguado beneficio de los pastos y las cuatro casas unifamiliares. Con ese nivel de objeciones no se haría un trazado en toda Europa. Qué curioso, una vez más el tren se para al llegar al área central.