La consejera de Derechos Sociales y Bienestar abordó con valentía un tema tabú en la clase política asturiana: el rechazo de las personas que reciben prestaciones sociales a aceptar ofertas de trabajo. Si alguien osa nombrar esa cuestión le llueven descalificaciones desde todos los lados. En la entrevista del domingo, en EL COMERCIO, Melania Álvarez habló sin tapujos y aportando datos, que es la forma más eficaz de hacer frente a la demagogia. El Servicio Público de Empleo del Principado de Asturias (Sepepa) llamó a 370 personas para tratar de que se incorporaran al mercado laboral. Sólo 162 aceptaron participar (43,7%); el 29,4% rehusaron la oferta y los restantes (26,7%) no pudieron ser localizados. Es importante añadir, para evitar equívocos, que la Ley de Garantías de Derechos y Prestaciones Vitales permite compatibilizar la percepción del salario social con la incorporación al mercado laboral. Ante este panorama, Melania Álvarez advirtió a los que rechazan los trabajos de que sufrirán las consecuencias; de hecho, se está tramitando la suspensión de algunas pagas sociales. La consejera señaló un problema real, como es la perversión de una prestación social completamente necesaria en una sociedad que aspire a tener cohesión social.
A todos nos interesa, empezando por los que fueron adalides del salario social, que no haya una aplicación torticera de la norma. Debe entenderse como una solución transitoria hasta que el perceptor encuentre un empleo. En ocasiones, si el empleo está mal remunerado, se podrá compatibilizar con la prestación, pero lo que no es admisible es cobrar el salario social y negarse a recibir formación para acceder al trabajo o rechazar un empleo. La consejera remató su exposición con una frase que implica compromiso con la responsabilidad que desempeña: «Mirar para otro lado es devaluar lo público y yo no voy a contribuir a eso».
La oposición atacó en bloque: «Carga contra la parte más débil de la sociedad», «alimenta los discursos de la extrema derecha», «amenaza con quitar el salario social a personas que lo necesitan». Hubo voces coléricas: «Resulta espantosa esta forma de culpabilizar a personas en riesgo de exclusión» y de los que nunca se aclaran de nada, «el PSOE incumple sus compromisos y la consejera admite que este gobierno es puro humo». Se deduce que la oposición prefiere tapar los vicios que existen en el uso del salario social que decir la verdad a la sociedad y tomar medidas para evitar la perversión de la prestación.