La reunión de la Comisión Bilateral de Cooperación, formada por la ministra de Política Territorial y altos cargos del departamento y el núcleo duro del Gobierno asturiano, presidente y vicepresidente, incluidos, ha consistido en una ceremonia formal, con la que se recuperaron prácticas institucionales ya casi olvidadas, tras dieciocho años sin reunirse. Si un órgano de trabajo, de negociación entre gobiernos, se queda en las formas, la cosa carece de sustancia. Excuso decir cuando esa ceremonia se verifica entre gobiernos del mismo partido, donde la vuelta al rito institucional se convierte en un gran logro.
La ministra no traía nada en la cartera, salvo la promesa de tener dentro de «unas semanas» la propuesta inicial para transferir al Principado la competencia sobre la gestión de los ríos. En la rueda de prensa, Isabel Rodríguez señaló que en el Ministerio tenían un elemento elaborado hace años y podía «servir de base». No hay que ser adivino para anticipar que la propuesta será el documento rescatado con algún añadido. Por su parte, Adrián Barbón repitió lo dicho en otras ocasiones, que no aceptará hacerse cargo de los ríos «a cualquier precio». La clave estará en el paquete financiero que acompañe a los ríos. No es un asunto que preocupe a los asturianos. Si hiciéramos una encuesta por la calle es posible que ni siquiera estuviera en una lista de cien asuntos pendientes. Con los problemas económicos que tenemos, asumir más competencias es absurdo. Comprendo que para las personas y los partidos con ínfulas nacionalistas, gestionar ríos y lenguas es una gozada, pero nos puede salir caro tanto placer.
A los asturianos nos interesa, y mucho, que el Gobierno central ejecute las inversiones contempladas en los Presupuestos Generales del Estado. Pensábamos que Isabel Rodríguez viajaba a Asturias para justificar la baja (bajísima) ejecución de las inversiones, hasta el punto de que solo hay otra región más olvidada que la nuestra. También creíamos que para los comisionados del Gobierno asturiano era el principal asunto. Lo cierto es que sólo nos llegó una referencia escueta de la ministra sobre el tema: la ejecución de las inversiones «se acelerará en el segundo semestre». ¿En el segundo semestre? A punto de cumplirse dos tercios del mismo nos dice que se acelerará. ¿Cuándo? ¿Entre el Día de los Difuntos y la Navidad recibirá un empujón el plan de cercanías ferroviarias? No transcendió nada del supuesto debate entre los ocho militantes socialistas.