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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL GASTO SOCIAL Y HUNOSA

En el discurso político asturiano nos hacemos un lío con los conceptos, retorcemos tanto los argumentos -interesadamente- que al negro se le llama blanco y al revés.

Acabamos de enterarnos de que somos la segunda región en gasto social por habitante (excluyo al País Vasco y Navarra, porque tienen otro modelo fiscal), pero al recibir las explicaciones de los responsables políticos el gasto se convierte en inversión. Hablan de inversión social. Gasto e inversión no son términos intercambiables. No es una cuestión de gustos («prefiero llamarlo inversión»). Son conceptos perfectamente diferenciados en la literatura económica. La inversión permanece. Cuando se invierte jamás se produce un desequilibrio patrimonial. Las inversiones traen el corolario de las amortizaciones. Cuando se adquiere un sistema de resonancia magnética o una pantalla digital se realiza una inversión. También cuando se construye un centro de salud.

El gasto se consume. Siempre que se gasta se produce un decremento patrimonial. No se pueden amortizar los gastos. Cuando se paga la nómina de una maestra o de un anestesista no se realiza una inversión, sino un gasto. Tampoco hay inversión cuando se compran vendas para un hospital o tiza para el aula. Todos son gastos sociales. El salario social básico del Principado es otro gasto.

Renta

Una parte importante del gasto va a paliar problemas de una sociedad vulnerable. El gasto actúa entonces como una medicina ante la pobreza o el desempleo de larga duración. Una sociedad democrática debe cubrir las carencias, pero cuando el gasto social ocupa la gran mayoría de los presupuestos no significa que esa sociedad sea de vanguardia, sino de retaguardia.

Extremadura, con un 37,7% de pobreza, es la región con menos renta de España. También es la que tiene el gasto social más alto por habitante y año (3.293 euros). Cuando presumamos del elevado gasto social en Asturias (somos los segundos) tengamos en cuenta que tenemos deberes pendientes.

En los años ochenta y noventa del pasado siglo yo pensaba que el discurso oficial asturiano era un reflejo de Hunosa. La empresa hullera había creado jurisprudencia: décadas de existencia con todos los ejercicios en números rojos y sueldos muy por encima de la media asturiana y española. Durante las largas huelgas, la cuenta de pérdidas y ganancias se recuperaba, auténtica anomalía empresarial.

Esta semana supimos que tiene el visto bueno del Ministerio de la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para reconvertir la central térmica de La Pereda en una planta de biomasa de 50 megavatios. Desde la propia Hunosa se considera que con la nueva central se podrá asegurar la rentabilidad de la compañía y vertebrar las comarcas afectadas por el cierre de la minería. Están satisfechos porque el paso dado «avala la continuidad de La Pereda durante, al menos, veinte años». El Principado destaca que la planta de biomasa permite avanzar en una transición justa y que se afiance el porvenir de Hunosa. Todo positivo, que diría Vujadin Boskov.

Asombro

Fui a mirar la auditoría de Hunosa del ejercicio 2021 (un tocho de 200 páginas), y me encontré con que los sueldos (42,7 millones de euros) son más elevados que las ventas (41,4). Un caso único. Antes de pagar impuestos las pérdidas estaban por encima de los 55 millones, aunque tras el pago de impuestos se quedaban en 8, porque el Estado le había aportado, por el medio, 132,9 millones.

La plantilla media de Hunosa, a lo largo del pasado año, fue de 632 trabajadores. En el plan de la compañía (2019-2027) la Sepi (Estado) se comprometió con un plan de prejubilaciones que cuenta, en el presente, con unas provisiones de 751 millones de euros. Una empresa de 632 trabajadores con un fondo de 751 millones para prejubilaciones. ¿Hay alguien en toda Europa capaz de igualar esa ratio?

De cara al futuro esperan mantener los 73 empleos de La Pereda y crear otros 197 puestos de trabajo relacionados con la gestión de la biomasa. ¿270 empleos en torno a una central de 50 MW? ¿Se mantendrán los planes de prejubilación en versión biomasa?

A la ministra, Teresa Ribera, le traen al pairo las cuentas de Hunosa, porque su objetivo vital es erradicar el carbón y sustituirlo por energía renovable. A cualquier precio.

Cabe felicitar a los beneficiarios de Hunosa, herederos de los ventajosos acuerdos alcanzados por Villa con los gobiernos de González, Aznar y Zapatero, pero no pongamos a la compañía como ejemplo de funcionamiento, porque las empresas solo tienen garantizado el futuro si producen beneficios. Generar pérdidas sin interrupción y provisionar unas prejubilaciones que para sí quisieran como sueldo todos los trabajadores de Asturias es un privilegio irrepetible.

Productividad

Vuelvo al principio. Desde el inicio de la etapa autonómica el discurso político asturiano está contaminado por la práctica de Hunosa. No se puede pronunciar la palabra ‘productividad’. La única rentabilidad que interesa es la social, no la económica. El bienestar sustituye al beneficio. Los proyectos empresariales deben empezar por los puestos de trabajo y finalizar buscando capital.

No admitimos que las empresas se vayan de rositas, pero aceptamos mantener abierta una empresa que necesita cientos de millones en cada ejercicio para tapar el agujero. Dejo una pregunta abierta para finalizar: ¿Lo de Hunosa es un gasto o una inversión?

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por JUAN NEIRA

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