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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL NUEVO CICLO DEL PP

La dimisión de Teresa Mallada como presidenta del PP pone fin a un ciclo político iniciado hace cuarenta y seis meses, cuando Pablo Casado viajó a Oviedo para presentarla como flamante candidata a la Presidencia del Principado en los comicios de mayo de 2019.

El acto tuvo lugar el Hotel de la Reconquista. En el escenario se apiñaron Mallada, ‘Cherines’, Casado y Canteli. Las dos lideresas, tocándose los codos, se ignoraron de palabra, mirada y gesto. Nunca estuvieron tan lejos dos personas que estaban tan cerca.

Al tomar la palabra, el presidente no tenía mucho que decir de la candidata y lo evidenció con una frase profunda, «hablar de Teresa Mallada es hablar de Asturias». En otro momento se inspiró en el edificio, para decir que «la reconquista del PP se inició en Andalucía y acabará en Asturias». Es decir, Asturias será el último bastión del PSOE. A eso se llama dar ánimos.

Para justificar el cambio de ‘Cherines’ por Mallada, desde el entorno de Casado se filtró que tenían una encuesta, según la cual, los electores de Ciudadanos y Foro preferían a Mallada. No consta que preguntaran a los electores del PP. Para cualquier observador mínimamente perspicaz estaba claro que el acto del Reconquista era producto de la improvisación. El plan A (Carmen Moriyón) había fallado y ponían en escena el plan B.

Dos meses más tarde (5 de marzo) Casado se desplazó a Asturias para presentar al candidato a la Alcaldía de Gijón: Alberto López-Asenjo, exdirector general de Pesca. Desde Génova consideraron normal desvelar el nombre del alcaldable solo dos meses antes de empezar la campaña electoral.

El 5 de marzo, Casado tuvo un acto en el Calatrava (Oviedo) y, luego, enfiló la autopista para presentar en Gijón a López-Asenjo. Cuando iba en el coche comentó, «no tengo ni idea de quién es el candidato, pero creo que sabe mucho de pesca».

Génova

De todo lo anterior se extraen dos enseñanzas. Madrid, la dirección nacional, Génova o como se les quiera denominar, no tienen un buen conocimiento de la política asturiana y de sus protagonistas. Y lo que es peor, tampoco sienten la necesidad de tenerlo. No es una cuestión de soberbia ni de desprecio, sino del escaso interés que despierta Asturias a los dirigentes nacionales del PP. Tienen razones para ello.

En cuarenta años de elecciones autonómicas, el PP solo gobernó tres años. No contabilizo el último de Sergio Marqués porque estaba en el Grupo Mixto. En cuanto a las elecciones generales, nuestra comunidad solo cuenta con siete diputados, de los 350 que forman el Congreso de los Diputados. En la actualidad, el PP tiene un escaño asturiano, ocupado por Paloma Gázquez. Cualquier provincia castellana, por despoblada que esté, aporta más escaños a Feijóo.

Esta reflexión debe tenerla presente Álvaro Queipo, secretario general del PP regional y máxima autoridad del mismo, tras la dimisión de Mallada. El PP asturiano siempre se movió a remolque de los gobiernos del PP. En la etapa que gobernó Aznar, los candidatos se beneficiaban de las actuaciones de Cascos y Rato, los ministros asturianos. En las elecciones generales del año 2000, el PP en Asturias logró el 43,7% de los votos y rozó los cinco escaños.

Paraguas

En la actualidad el PP regional tiene que ganar por sus propias fuerzas, sin el paraguas de Madrid. A esta realidad debe sumarse otro dato: el candidato no dispondrá de balas en la recámara. Lo comprobó Mallada, que tras un fracaso en las urnas no tuvo segunda oportunidad. Es cierto que ella cometió muchos errores, siendo el mayor de ellos acumular conflictos en todas las direcciones: Alfredo Canteli, Paloma Gázquez, Mercedes Fernández, Álvaro Queipo, Mariano Marín, etc. Y eso que el día de la presentación dijo que iba a utilizar el «diálogo como herramienta de trabajo».

No obstante, sin el mal resultado en las urnas hubiera tenido una segunda oportunidad. Obtuvo diez diputados, los mismos que Pérez-Espinosa en 2011, con la diferencia de que cuando Espinosa logró 10, Foro sacó 16, mientras que los 10 de Mallada coincidieron con 2 de Foro. Los votantes desengañados de Cascos rehusaron elegir la papeleta del PP. Ya lo anticipaba aquella encuesta interna de los populares: Mallada era la preferida los electores de Foro. Los mejores sondeos son los encargados por la militancia.

Tras la pacífica etapa de Ovidio Sánchez, con el PP gozando del monopolio de la oposición en la Junta General del Principado, y la salida en falso de Gabino de Lorenzo (desastre en las elecciones generales de 2008; un abogado de Madrid, Álvaro Cuesta, le sacó 28.000 votos de ventaja), llegó la década perdida del liderazgo femenino (Espinosa, ‘Cherines’, Mallada). Me atrevo a afirmar que el PP asturiano agotó la reserva de derrotas. Quiero decir, que otro batacazo en las urnas y la derecha social buscará otras siglas a las que votar.

Decisiones

En esta coyuntura empieza el nuevo ciclo del PP, que estará, en lo orgánico, liderado por Álvaro Queipo. Se desconoce si él mismo será también candidato electoral o si la falta de previsión de Génova conducirá al PP regional a la bicefalia.

Queipo y su entorno tienen muy poco tiempo (menos tuvo Mallada). Deben proceder a una mínima reorganización interna y parlamentaria, para alejar el fantasma de la división y el cruce de mensajes contradictorios. Lo último que necesita el candidato autonómico es que le hagan la cama los de casa.

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