Todo el mundo sabe que faltan médicos, más de unas especialidades que de otras, obviamente. Día sí y día también nos llegan noticias sobre la carencia de facultativos en centros de salud y hospitales. La ausencia de médicos no se puede compensar con la contratación de otros profesionales, así que la única solución pasa por aumentar la carga de trabajo de los que están de servicio. Una salida provisional, imposible de mantener indefinidamente, que tampoco satisface a enfermos y familias, multiplicándose las quejas. Estamos ante un problema grave en Asturias y en el resto de España, que exige un esfuerzo político y económico de los gobiernos que gestionan la sanidad pública.
Pedro Sánchez propuso incrementar un 15% las plazas en las facultades de Medicina, aportando cincuenta millones de euros. Al pueblo liso y llano le parece estupendo, pero el Gobierno asturiano no lo consideró necesario y los responsables universitarios, decano de la Facultad de Medicina incluido, consideran imposible asumir la propuesta del presidente del Gobierno porque no hay infraestructuras ni medios (profesores, capacidad para desarrollar las prácticas). Hay un fuerte contraste entre lo que demanda la sociedad y lo que están dispuestos a ofertar los responsables de la cuestión. Durante muchos años, la Facultad de Medicina de Oviedo abría las puertas a 120 nuevos alumnos en primero de carrera. Hubo quejas, peticiones, y en 2012 elevaron el cupo a 150 plazas. Antes y ahora, alumnos con sobresaliente de media no pudieron acceder a una plaza, aunque sus familias financian a la Facultad de Medicina y al resto de la Universidad con sus impuestos, pero este es un asunto colateral al tema. En el mismo edificio que ahora se queda raquítico y con una plantilla de profesores semejante, hace cuarenta años estudiaban en primero de carrera cientos de alumnos, entre los que estaban los que hoy son nuestros mejores médicos especialistas. Comprendo, asumo y les doy la razón por adelantado, que lo ideal sería formar a 100 o 120 alumnos, pero en una materia tan delicada como esta, las demandas de la sociedad no se pueden rechazar alegremente.
La propuesta del Gobierno central supone en el caso asturiano incorporar otros 23 estudiantes que a lo largo de los seis cursos del grado de Medicina elevan el gasto en algo más de cuatro millones de euros. Como el consejero de Salud, Pablo Fernández, ha rectificado y está dispuesto a incrementar las plazas, estoy seguro que asumirá el coste económico.