Diego Canga visitó Covadonga, como había anunciado. Asistió a la misa oficiada por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y se reunió con miembros de las juntas locales del oriente. A los afiliados del PP les dijo que «por fin» pueden salir a ganar porque no vino a Asturias para quedar segundo. Según el candidato, la condición para el triunfo es la unidad en el partido. El arzobispo respondió al escenario y recordó que «aquí empezó la Reconquista». También defendió «una política sin mentiras, que sea un bien real para las personas». Sin falta de explicitarlo, el arzobispo dejó claro que le parece muy bien la alternativa que representa Diego Canga. Hoy le toca al candidato entrevistarse con el alcalde de Oviedo que ya ha dicho a todo el que le quiso escuchar que «son amigos».

Llegó Diego Canga el viernes por la tarde, en el aeropuerto lanzó mensajes al Principado y a la sociedad; el sábado visitó la sede de EL COMERCIO, donde desarrolló de forma extensa las ideas que va a defender en la campaña electoral y pronunció una conferencia en la Universidad Laboral.

El domingo fue a Covadonga. Si algo necesita un candidato que nunca participó en la batalla política ni tiene carné de partido es captar la atención sobre su persona. No tiene una institución desde la que hablar -la Comisión Europea está al margen de la disputa autonómica- ni un pasado político que reivindicar, así que con él empieza un relato nuevo. Para competir en pie de igualdad necesita ganar notoriedad. Hay decenas o centenares de miles de asturianos que hace tres días no conocían a Canga y ahora sí. Esa gente ya sabe que el presidente Barbón tiene una alternativa, encarnada por el funcionario europeo. Un hecho nuevo, porque hasta ahora el PP no representaba una alternativa al Gobierno socialista. Era un partido con vocación de segundón dirigido por gente acomodada en la oposición. Desde la época de Sergio Marqués no recuerdo a ningún líder popular que despertara entusiasmo entre el electorado de la derecha. Cascos sí lo hizo en 2011.

Yo no tengo ni idea de cómo se puede ayudar a 3.000 empresas en cien días, pero Canga lo anunció y seguro que hay empresarios desesperados por la burocracia que al oír la propuesta sienten que se abre una nueva ventanilla. En política hay un binomio formado por credibilidad y expectativa que marca el camino del éxito. Un político sin credibilidad está muerto. Hay políticos creíbles que no generan expectativa porque no afrontan un reto ante la sociedad. Canga está en la tarea de elevar las expectativas.