Reunión de los afiliados de Ciudadanos en nuestra región, a la que asistirá Carlos Pérez-Nievas, número dos del partido en España. A mediados del próximo mes de enero se va a celebrar una asamblea de carácter nacional para refundar el partido, una cita en la que confrontaran dos proyectos, el liderado por Inés Arrimadas y el que encabeza Edmundo Bal. La mayoría del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados apoya al abogado del Estado en excedencia. La cita asturiana es en el Palacio de Congresos de Oviedo y está convocada para elegir a ocho compromisarios que asistirán a la asamblea de refundación.

Expuesto así parece un proceso normal, pero por debajo de las formalidades se agita el drama. El partido naranja, que en su día quería representar ‘la tercera España’ (‘una de las dos Españas ha de helarte el corazón’), da sus últimas bocanadas como partido parlamentario y el edificio del partido se viene abajo por momentos. A los afiliados asturianos lo que más les preocupa son las operaciones que urden sus dirigentes para salvarse del naufragio subiéndose al trasatlántico del Partido Popular. Quieren interpelar al máximo cargo regional, Nacho Cuesta, vicealcalde de Oviedo, que ha pactado con el alcalde Alfredo Canteli su inclusión en la candidatura municipal del PP. Todo el mundo lo da por hecho, pero como Cuesta ha optado por el hermetismo, quieren aclarar la situación. Lo más lógico es que no asista Cuesta, ya que nada se le perdió en la operación de refundación de un partido que está a punto de abandonar, así que los afiliados se quedarán con las dudas. Tampoco se espera la participación del diputado autonómico, Sergio García, que ya pretextó «problemas de agenda». García creó una plataforma, ‘Somos Ciudadanos’ (la creatividad de García brilla por su ausencia hasta cuando pone títulos), para navegar en esa pequeña chalupa de Ciudadanos al PP.

En política todavía no se han descubierto técnicas para detener la hemorragia de votos y militantes. Nadie se ha parado a estudiar esos procesos que siempre acaban con el partido de turno en encefalograma plano. Los cambios, reformas y refundaciones colisionarán con las urnas de mayo, cuando los miembros del partido naranja queden expulsados de cámaras autonómicas y consistorios municipales, aunque se presenten disfrazados con otro ropaje. La única vía para sobrevivir es de carácter individual, incrustándose en las candidaturas del PP. Una vía que solo está abierta para vips, como Nacho Cuesta.