Conocemos ahora los datos de los padrones municipales registrados el primer día del presente año. Sabemos con exactitud cómo se ha sido la evolución demográfica a lo largo de 2021. Las tres principales ciudades asturianas (Gijón, Oviedo, Avilés) perdieron población. De los diez municipios con más habitantes, sólo crecen dos, Siero (cuarto) y Villaviciosa (décimo). El conjunto de la región empezaba 2022 con 7.106 individuos menos que doce meses antes. Cómo no íbamos a bajar este año del millón de habitantes si al inicio solo teníamos 1.004.686.
Antes de que comience el coro de voces sacando a relucir lugares comunes, como que si no hay trabajo no se engendran niños y visto lo visto estamos fatalmente condenados a ahondar en el envejecimiento hasta convertirnos en un territorio fallido, me gustaría que nos quedáramos con el hecho de que ocho de los diez municipios más poblados pierden habitantes. Avilés tiene un 1,2% menos en un año; Oviedo retrocedió en 1,1% y Gijón en 0,4%. Entre los tres pierden 4.572 de los 7.106 de descenso de la región. Es decir, el 65% del retroceso poblacional se gesta entre las tres ciudades. Las tres urbes concentran el 55,6% de la población, pero acumulan el 65% de las pérdidas. A ver si de una vez por todas se dan cuenta los consejeros del Gobierno y los diputados de todos los grupos parlamentarios de que el declive poblacional no es una enfermedad del medio rural, que también, sino de todo el territorio regional. Y que la caída de la natalidad y la migración de los jóvenes se da en las ciudades más grandes con una intensidad superior a la media de la región.
No estoy diciendo que no sea preocupante la situación de la zona rural y que no haya que darle ayudas urgentes, algunas están contenidas en el proyecto de presupuestos (a ver si no quedan sin ejecutar), pero una cosa es la crisis del medio rural, que tiene como elemento central el derrumbe del principal sector productivo, y otra el declive demográfico que afecta a todos.
Y aquí llegamos a la cuestión crítica ¿Qué estrategia territorial hay que seguir ante la pérdida de la población? En una región tan urbanizada como la nuestra, la inflexión demográfica tiene que llegar de la mano de los diez, doce o quince núcleos más poblados. Y en el medio rural, la defensa debe organizarse a partir de las principales villas, no de las aldeas. El asunto es complicado y doloroso, pero el romanticismo y la vuelta al bucle melancólico no sirven de nada. Si las ciudades se vacían seremos una gran reserva de la biosfera.