En respuesta a la petición del presidente Barbón a la ministra de Transportes de viajar a Asturias para dar explicaciones sobre el retraso de la entrada en servicio de la variante de Pajares, Isabel Pardo de Vera, número dos del ministerio, compareció en Oviedo ante el Gobierno, agentes sociales y económicos, dispuesta a «pedir disculpas y ofrecer explicaciones». Las disculpas las ventiló de la misma forma que hizo hace una semana la presidenta de Adif, «fuimos optimistas». Es decir, fue un error provocado por el estado de ánimo. De no ser por un acceso de euforia nadie se sentiría hoy engañado. Para que no se nos ocurra pensar en otra causa, aclaró que nadie debe poner en cuestión a los técnicos de Adif porque su profesionalidad es intachable. Cerrado el capítulo de las disculpas, entró en el apartado de las explicaciones, donde estuvo sembrada.

La secretaria de Estado acabó con el enigma de los retrasos en la variante de Pajares. Nadie, con autoridad en la materia, había sido capaz de justificar los dieciocho años dedicados a la construcción de los túneles inconclusos. Ni los errores en el trazado, con el permanente deslizamiento de la ladera en Campomanes, ni la rotura de los acuíferos que inundaban los túneles, ni las negociaciones con las empresas podían provocar un retraso de una década. Ayer conocimos la causa por boca de Pardo de Vera: la mayoría de los retrasos estuvieron causados por «las injerencias políticas». Ahí queda eso. Como durante el periodo de obras hubo siete ministros del ramo a lo mejor las culpas estuvieron repartidas. Falsa premisa. Pardo de Vera puso el dedo en la llaga al afirmar que las obras estuvieron detenidas entre 2012 y 2017. Es decir, la etapa en que estuvo Mariano Rajoy al frente del Gobierno de España. Ya intuía yo que la culpa era del PP.

Entre las injerencias apareció Álvarez-Cascos, que había puesto la primera dovela; Pardo de Vera detalló el empecinamiento de Cascos con el ancho de vías, que llevaba a mantener abierta la rampa de Pajares para trenes de mercancías. Tuvieron una larga discusión que el exministro zanjó, según De Vera, recurriendo al argumento testicular. En resumen, la variante de Pajares llevaría muchos años funcionando si en Madrid solo hubiera habido ministros socialistas. Qué pena. Aunque ahora llevan cinco años gobernando y la cosa se alarga. La número dos del ministerio despejó cualquier atisbo de preocupación con la frase tranquilizadora que todos queríamos oír: «Se abrirá este año, por supuesto».