La ministra de Transportes está dispuesta a hacer cualquier cosa para quitarse de encima el escándalo de los trenes que no cabían en los túneles. Como en el ajedrez, hay que sacrificar piezas para mantener con vida la posición. En el Senado dijo que «voy a depurar las responsabilidades una a una hasta las últimas consecuencias». Ya cesó a dos cargos intermedios de Adif y Renfe, pero como ve que la hoguera no se apaga, da a entender que es capaz de hacer una limpieza histórica en el ministerio. En la tarea de depurar hay que actuar con mucho tacto, porque si extrema el celo acaba presentado la dimisión. El escándalo se suma a la crisis gubernamental del ‘solo sí es sí’, con lo que a lo mejor es Pedro Sánchez el que remodela y mete en el mismo paquete abusos, consentimientos, túneles y trenes.

El número tres del ministerio, Xavier Flores, se reunirá con los gobiernos de Asturias y Cantabria. Una cumbre improvisada para dar cuenta de lo que pasó y ofrecer garantías de que todo se resolverá en el menor plazo posible. La reunión es en Santander como reconocimiento a Revilla, que fue el primer político de los dos gobiernos que tomó la palabra para pedir dimisiones. Nunca hubo una respuesta tan diligente de los responsables del Ministerio de Transportes para dar soluciones a problemas de Asturias. Como en toda cumbre, por pequeña que sea, la imagen que se proyecta es lo más importante. El objetivo es que haya acuerdo para restañar las heridas. Barbón y Revilla sabrán lo que pactan, pero lo cierto es que nunca tuvieron a un ministerio a sus pies, como ahora. Lo mejor sería reconocer lo que hay y no vender motos encima de trenes atascados en túneles. Quiero decir que para ver trenes recién salidos de fábrica cruzando túneles pasarán, como mínimo, tres años y medio: medio año para hacer el diseño (lo dijo hasta la ministra) y tres de construcción industrial. Las compensaciones para las dos regiones tienen que venir por otro lado.

A río revuelto ganancia de pescadores. Parece que algún dirigente de la oposición quiere aprovechar la ocasión para mandar para casa a Pardo de Vera. Tuvimos ocasión en estas líneas de mostrar extrañeza cuando en la reciente cumbre (todo son cumbres) del noroeste sobre el Corredor Atlántico, la Xunta de Galicia, anfitriona del encuentro, no invitó a la secretaria de Estado, principal aliada del noroeste en el ministerio. Está claro que no fue un problema de protocolo. A ver si los ajustes de cuentas entre los gallegos no perjudican a los intereses asturianos.