Galicia y Castilla y León se sienten damnificadas por el fiasco de los trenes mal medidos de Asturias y Cantabria. Por un lado, temen que el retraso de los pedidos de asturianos y cántabros postergue las nuevas dotaciones para las redes gallega y castellana ‘ad calendas graecas’, y, por el otro, se acogen a la planificación realizada por José Luis Ábalos que, al parecer, los incluía en el reparto de los treintaiún trenes. Quieren participar en la reunión del día 20 que celebrarán, en Santander, Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla con la ministra, Raquel Sánchez, así como en cualquier otra cita que haya en el futuro. Hablan de apoyar las reivindicaciones del Principado y de Cantabria.

Es evidente que el primer compromiso del Ministerio de Transportes, en materia de construcción de trenes, es con Asturias y Cantabria. Tras el fracaso culposo sólo faltaría que nos pusieran a la cola de las peticiones. Si nos toca hacer acopio de paciencia, a las demás regiones excuso decir. Ábalos, como todos los ministros de Transportes, fue pródigo en promesas, otra cosa es en hechos. Planificaciones ministeriales hay muchas, pero lo único que cuenta son las licitaciones y los contratos firmados. Dicho en términos concretos: los trenes encargados a Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles (CAF) se repartirán entre asturianos y cántabros, siendo necesario para atender las necesidades de Asturias alguna unidad más o, en caso contrario, se cambia el reparto de 22 unidades para Cantabria y 9 para Asturias.

Hechas estas precisiones, bienvenidos sean gallegos y castellanos a la reclamación y el consenso frente a la inhibición del Ministerio de Transportes en las inversiones ferroviarias del noroeste. Tanto el Gobierno de Pedro Sánchez, como el de Mariano Rajoy, se subieron al discurso de la alta velocidad y se olvidaron de las cercanías, al menos en el norte de España. Dentro de la marginación de las cercanías, la red de vía estrecha, la antigua Feve, cayó en el más absoluto de los olvidos. Asturias tiene más kilómetros de vía estrecha que las otras regiones, por eso estamos en una situación más vulnerable. Es el momento de mirar la coyuntura con perspectiva. O se hacen las inversiones en infraestructura y material móvil en el corto plazo o la red de ancho métrico se clausura. Con grandes pérdidas y sin clientes se cierra sola. Creo que esa fue la idea de los gobiernos desde que se integró en Renfe y Adif. El noroeste debe dar ahora esa batalla, no se puede dejar para mañana.